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jueves, 10 de septiembre de 2020

EL ÁRBOL GENEALÓGICO DEL PUEBLO

 Crónicas de San Mateo

Por Juvenal León Rodríguez


San Mateo desde su fundación como Misión de Indios, ocurrida el 21 de septiembre de 1715, alcanzó connotación increíble por la desprendida voluntad de sus habitantes de brindar abrigo a los innumerables peregrinos que llegaron y establecieron su residencia en la región. El poblado semejaba una posada albergando a cuanto forastero elegía este lugar para ubicarse como un paisano más. Célebres personalidades detuvieron su andariego andar, cansados algunos de tanto huir de los peligrosos teatros de operaciones de las fatídicas guerras o quizás de los lances fortuitos que apresuraban las fatigosas e interminables caminatas, encaminadas a cualquier paraje lejano de esta geografía incierta, alejada hacia otra que ofreciera tranquilidad, paz y confianza para la normal convivencia humana.



Asimismo, extraños personajes encontraron espacio a su afán desmedido de apoderarse de las pertenencias de la comunidad indígena, perturbando el sosiego de sus dueños con Juicios Reivindicatorios amañados, complacidos en su voracidad por complicidades de servidores internos dispuestos en todo momento a proporcionar los “auxilios jurídicos” y los testigos creadores de la figura legal para complacer la pretensión antojosa de los usurpadores de turno. Esta actitud estaba dirigida a cobrar a la raza indómita los desafueros cometidos contra sus “paisanos”, por los daños ocasionados a causa de los maltratos recibidos al pactar con ellos, como únicos poseedores de tierras, el alquiler de algún terreno para ubicar los rebaños de ganados, y al menor disgusto los hacían desalojar.

La magnífica ubicación del poblado permite a encumbrados apellidos comenzar a cubrir el escenario parroquial, atomizándose como una enredadera en el envejecido árbol genealógico local; así, fueron apareciendo Francisco Guzmán Droz con Catalina Pérez, Gaspar Ruiz con Aniceta Madrid, Simeón Moret con Luisa Hernández, Cleobulo Trías con Petronila Ruiz, Ginesa Rojas con Gerónimo Pérez, Albertano Alfaro con Feliciana Rojas, Domingo León con Clotilde Guzmán, José Genaro Ávila con Aniceta González, Diego Pérez con Lucila Cumana, Florencio Ríos con Ramona Santoyo, José Gregorio Arcia con Celestina Maestre, Antonia Madrid, Matías Barrios con Francisca Rojas Linares, Carlos Leal con Justa Jiménez, Loreto Urpín y Silveria Pérez, Luisa Lanza, Manuela Herrera, José Lino Romero con Rosario Guzmán, Calixtra Guillent, Luis Fernando Bastardo con Amalia Trías, Gregorio García con Dolores Trébol, Viviano Villael con Inés Villael, Rafael Ramírez con Bárbara García, María Luisa Aguilar, Laureano Rojas con Josefa Alfaro, José Rafael Medina Graffe, Pedro José Urbano, Santiago Aponte, en su unión con Arcadia Ruiz, Ramón Núñez, con Merced Barrios, Demetrio Fuenmayor, enlazado con Matilde Zamora, Francisco Ortíz con Francisca Guevara, Wesenlada Figuera, Marcelino Pinto con Dolores Fuenmayor, Ramona Báez con Diego Suárez, Luis Borges con Juana Francisca Falcón, Pedro Alemán con Celestina Guzmán, Celestino Maestre con Ofelia Lanza Silva, Domingo Duran con Rosa Zamora, Beatriz Bermúdez, y César Guillermo Santana Michelony con Úrsula Guzmán; fascinante y atractiva oferta para la cosecha local que representaban los Araguache, Paraguán, Maita, Poreza, Guanique, Guaipo, Maigua, Tabare, Camayaguán, Uray, Aray, Teneú, Pericana, , Guatarama, Guarisma, Medero, Tremaria, Arepo, Moni, Yacua, Monoche, Chiquita, Navas, Taita , Cune, Guarapo, Femayor, Guarante, Puesme y Cumana.

En el poblado se gestó un provechoso linaje genealógica generada por el mestizaje que otorgó el novedoso talante a los habitantes de la vecindad, proporcionando igualmente la fortuna de ver incrementada la demografía en la localidad; útil circunstancia que proporcionó al lugarejo las herramientas necesarias que permitieron sostener con gallardía la importancia política alcanzada en aquellos tiempos aciagos.

En el amanecer del nacimiento de la aldea aparecieron tras la huella de los corregidores, Ricardo y Antonio Carvajal, los señores Domingo Guzmán, Francisco José Guzmán, Agustín Guevara, Diego García, Cristóbal Coll, Manuel Bullos y Diego Caballero; el auge económico determinado por el régimen de plantación empujaron al vecindario a los Ortíz en la unión de Francisco Ortiz con Agapita Guevara, como ramal originario del prócer de la independencia Francisco Policarpo Ortíz, residenciado en San Mateo para ocultarse de la historia y alejarse de las embarazosas luchas intestinas que caracterizaban a los libertadores de Oriente, más por lealtad al ilustre consanguíneo que por temores personales; Matías Rojas de Guevara, quién estrenara su huella en la zona después de haber remontado el caudaloso piélago que lo trajo hasta la encantadora Isla de Margarita y luego a Aragua Barcelona, unido a Grecia de Guevara, progenitores de Genisa y José Ventura Rojas, la primera casada .con Jerónimo Pérez, creadores de Mariana, Jerónimo y de Catalina Pérez Rojas, y el segundo enlazado en sus nupcias con Bárbara Pérez, progenitores de Cantalicio y de Feliciana .Rojas Pérez; quienes en sus bodas con María Linares y con Albertano Alfaro, respectivamente, testimonian la representación de la ilustre estirpe, que esparció sus raíces como la flor de la siempre viva; Cleobulo Trías, resplandece como obsequio de la esplendorosa raza europea, prendado en los encantos de Petronila Ruiz, luciendo su apelativo sin desmedro por haber perdido la “F”.

El deseo de establecer posesión agropecuaria empujó a Cantalicio Martínez y a Nicolasa Cordero hacia los predios de San Benito, noble raíz insertada en las cúpulas “sociales” de la época, asentada con la dureza de la piedra perpetuándose en la comunidad; Jesús María Ruiz, aferrado con Martina Matos, Dámaso Carvajal, Juan Miguel Pérez, Carlos Mejías, Nicanor Herrera, Domingo León, Antonio José Madrid, Simeón Moret, Félix María Aguilar, Ángel Ávila y Antonio José Abreu, pertenecientes a una ignota y desconocida procedencia, enlazados en todos los troncos familiares y prodigiosos agentes agregando sus al frondoso jardín que aún persiste y resiste en el afanoso empeño de contribuir al florecimiento de la “trepadora silvestre”, de impresionante valía aportando bienestar y desarrollo a la patria chica.

A don Aniceto Rodríguez, lo ató la encantadora Bárbara Pérez, circunstancia imprevista que lo obligara a concluir en la parroquia el largo periplo iniciado en Lezama de los Valles del Tuy guariqueño, para acercarse a la misteriosa Guayana, con su espíritu inquieto contaminado con la fiebre del balata.

Las lamentables contiendas civiles que caracterizaron al país en la centuria del XIX empujaron hacia la vecindad a don Demetrio Fuenmayor, procedente del Zulia; Sergia Zamora Correa, representan la gran diáspora que abandonó las sabanas barinenses cuando, el 10 de diciembre de 1860, cayera su hermano Ezequiel Zamora cruzado por las balas “amigas”, en el sitio de San Carlos.

Cesáreo Ríos, Calixto Guillen, Jesús Borges, son muestras del apacible y encantador Cuñumucual, hoy Santa Inés. .

A Francisco Gerónimo Córdova lo atrajo al vecindario la belleza de Eliana Alfaro Sifontes, como vecino tiene la importancia de ser la mejor contribución de la región sucrense a la salud de los vecinos de San Mateo.

Los Celta, Bucarán y Tononi, finos edulcorante para azucarar el amasijo a la raza promisoria, venidos de la alejada Italia a plantar su descendencia en el vecindario, cuyos exponentes fueron Carlos “Musiu” Celta, anidado en el honorable hogar con Ana Guzmán Osorio, reproducidos en Nicolás, Pedro, Carmen María y Carlos Antonio Celta Guzmán, y Bartolo Tononi cobijado en los ensueños de Mariquita López Osorio, extendidos en los vástagos Antonio, Bartolo, Ángel, Juan Bautista, Catalina y María Tononi López; del libanés BUcar.an nacieron Adelfa, Teotiste, Carolina, Jorge, Ramona, Dalir y María del Valle Bucarán Guzmán, y Chaím Bucarán Silva, cedro espigado venido del norte del Líbano, florecido en el pénsil bergantinero, para trepar con honrosa hidalguía por los transitados y fingidos abolengos que tanto picante ofrecieron a la naciente sociedad, sembrados en los enlaces de Jorge Bucarán con Carolina Guzmán y Chaím Bucarán con Petra Silva.

En la actualidad el municipio muestra diversidad en su integración familiar, compenetrado con el aliciente de nuevas y refrescantes savias, bases fundamentales que concurren como muletas para resaltar las añosas características que por siempre les ha identificado.

El modo particular de ser de las personas nacidas aquí, establece diferencia con el resto de los pobladores de las regiones cercanas, la hospitalidad, las comunes y amistosas expresiones constituyen legendarias virtudes de los habitantes de los primeros años que siguieron al inicio del villorrio de indios y han permanecido como la más grata herencia de aquellos forjadores poblacionales.

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