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miércoles, 14 de octubre de 2020

Carlos Pinto

 Jesús Rafael (Chucho) Saume Barrios

(Transcripción de Elías Charlita García)


Continuando con el reportaje que sobre Carlos Pinto publicó Alfredo Armas Alfomzo, presentamos el testimonio que al escritor le ofreció el también célebre Jesús Saume Barrios.

Disfrútenlo.

Historiador, Cronista. Autor de la obra "Algo de Guanape" (Grafindustrial Aragua, abril de 1979), empresario comercial, residenciado en Maracay. Su otra obra fue Silleta de Cuero.


-Yo guardo de Carlos Pinto una imagen inolvidable: un hombre con un slack blanco, de cachucha, y con unos lentes puestos de esos grandes de montura gruesa como los que usaba el propio Charles Lindbergh cuyo retrato difundieron las agencias internacionales de noticias cuando el aviador norteamericano realizó la proeza de cruzar el océano Atlántico, solo, en un viaje sin escalas,  por primera vez en la historia aeronaútica del mundo. Esos retratos aparecieron en "El Nuevo Diario", "El Universal", "La Esfera" y "La Religión", y cualquier muchacho se dejaba llevar de la imaginación.

-Carlos Pinto también los llevaba no sobre los ojos sino encima de la cachucha, sobre la visera.

-Se paseaba por las calles de Guanape en un descapotable grande, él al volante regalando sonrisas como si fuese el de la hazaña famosa bajando de su avión en el aeropuerto de París.

-Siempre fue un espectáculo. La otra vez que me acuerde fue aquella cuando se paró en El Mamey, la hacienda del viejo Barrios, en un carro grande que echaba mucho humo y levantando polvo. Venía de Guaribe Tenepe, de San José de Guaribe. Siempre iba y venía de aquí para allá.

-Lo volví a encontrar cuando yo me empleé en el negocio mercantil del coronel Pedro Pablo Gonzalo, en Puerto Píritu, y Carlos Pinto iba a comprar los artículos para una bodeguita que él tenía en el campo. Siempre se llevaba media caja de sardinas (24 latas), media caja de salmón, media caja de velas, media caja de añil, media caja de pólvora Indian que venía en laticas redondas, rojas, en cuñeticos que llamaban; un saco de guáimaros desde el calibre más fino hasta el guáimaro tigrero. Esas municiones venían en bolsitas de doce kilos y medio.

-Siempre venía en el camión de Maturrero, y con el mismo Santos Maturrero se llevaba la mercancía.

-Tenía la piel colorada y nunca aflojó la cachucha, que se la tiraba para atrás.

-Movía la prótesis continuamente; en la de arriba lucía un diente de oro, pero de ese oro que era amarillo.

-Yo me fui a trabajar con el coronel Gonzalo en abril de 1941 y estuve con él hasta finales de 1945 en el negocio. Esos eran los años.

-En todos nuestros recuerdos de aquel tiempo se aparece Carlos Pinto. Nunca faltó a las fiestas de Guanape y nunca debió perderse

las fiestas de Uchire, las del Valle, las de todos estos pueblos, aunque creo que él no salió más allá de Guaribe por este lado.

-Una vez se le adelantó un negrote cojonudo y bandido e instaló su cámara en la plaza. Ahí estaba en su negocio hasta que llegó Pinto y todo el mundo fue con él. Se le acabó pués su negocio al negro.

-La cámara tenía pintadas las patas de colorado, la caja era amarilla y azul, toda cubierta por los lados con las fotos. Al frente llevaba una fotico, que debía ser él, arriba, de un lado. Se terciaba el trípode al hombro, el balde en una mano, el pañito sucio colgado del mismo brazo. Así iba de la posada hasta la esquina de la casa de las Díaz donde se ponía.

-Cobraba tres bolívares, corrijo, dos bolívares cuando mucho, que era mucho real entonces y por eso todo el mundo no podía retratarse.

 -No se emborrachaba. Nunca.

-En el solar de Alejandro Sarmiento fue que pasó la película "La confesión de un sacerdote".

-La primera película parlante que Carlos Pinto llevó a Guanape fue "Congoja". La función fue en la casa de la jefatura donde después pusieron el dispensario. Había un escudo nacional grabado en el piso de cemento. Ahí en el dispensario tenía el cine Pinto. Ahí vimos también una película donde aparecía el lago de Xochimilco y cantaban canciones mexicanas que le gustaban mucho a las gentes. Los primeros charros que uno conoció. Juan Arvizu cantaba en "Congoja".

En la crónica sobre las fiestas patronales de Guanape del libro " Algo de Guanape", Jesús Saume Barrios describe al personaje:

"Carlos Pinto, el fotógrafo más conocido de todos los pueblos de la parte noroeste del estado Anzoátegui, está instalado con su máquina de retratar al minuto en la acera de las Díaz. Son muchos los que esperan turno para posar sentados en una silla de esterilla que siempre le facilitaban las dueñas de la casa. Una palmera a la orilla de un riachuelo con dos garcitas topándose los picos pintados en un lienzo de hule, era el fondo con que quedarían grabadas todas las fotos de Carlos Pinto en esa fiesta de 1938. Por la tarde estaría con una Limonsina Ford paseando a la gente desde Boquemonte hasta Las Tejerías y las Varas. Un real los mayores y medio los muchachos era la tarifa."


Link de la publicación original:

https://www.facebook.com/algunasfamilias/photos/continuando-con-el-reportaje-que-sobre-carlos-pinto-escribi%C3%B3-alfredo-armas-alfon/10150321562714387/

Jesús Ramón “Moncho” Trías Valera

Por Juan R. Aguilarte T.


Hoy es uno de los últimos sobrevivientes de una camada de prohombres que supieron interpretar las señales de su tiempo, que lograron sembrar su nombre en la historia regional

El pasado sábado 16 de enero cumplió 92 años Jesús Ramón Trías Valera. Venido de las tierras de El Pilar en el municipio Simón Bolívar se asentó a muy temprana edad en el centro de la capital junto a sus padres y hermanos.

Hijo de Don Eusebio Trías y Doña Ernestina Valera Herrera, esta última conocida por su profunda inclinación católica y su dedicación a la formación religiosa.

Desde muy temprano Jesús Ramón dio a conocer sus dotes innatos para las matemáticas, los negocios y la política. Sus estudios de primaria, para aquella época muy exigente, los realizó en la Escuela Federal para varones, embrión de lo que sería más tarde conocido como el liceo Juan Manuel Cajigal.

Con apenas 16 años, y ante la difícil situación económica familiar, aceptó el cargo de maestro en la población de Sabana de Uchire, en la zona oeste de Anzoátegui. De regreso a la capital del estado incursionó en el mundo de los negocios, la política y lo gremial. Contrajo nupcias con Clara Rosa Centeno, formando una numerosa familia con hijos, nietos y bisnietos.

En lo primero, su gran obra: “Comercial Trías Valera”, una de las más grandes ferreterías del oriente del país, se mantuvo desde 1945 hasta 1998 cuando un voraz incendio la consumió totalmente.

En lo político formó filas junto a Domingo Guzmán Lander, Bello Valera y Domínguez Chacín en el partido de Jóvito Villalba de URD. Fue concejal y presidente del concejo municipal de Barcelona en los inicios de la era democrática.

Internamente se cuadró con Alirio Ugarte Pelayo y una vez desaparecido este prestigioso líder, se alejó del partido amarillo y se ha mantenido independiente cercano al socialcristianismo desde entonces.

En el mundo gremial es donde más prolífica ha sido su actuación. Miembro fundador de la cámara de comercio de Barcelona, miembro fundador de la sociedad de amigos de la Universidad de Oriente (SACEUDO) núcleo originario de la UDO, miembro fundador de Corporiente, miembro fundador de Caztor, Fundador del Club de Leones de Barcelona y del Country Club de Puerto la Cruz.

Son muchos los campos donde incursionó, siempre preocupado por los destinos de su querida Barcelona.

Hoy es uno de los últimos sobrevivientes de una camada de prohombres que supieron interpretar las señales de su tiempo, que lograron de alguna manera sembrar su nombre en la historia regional.

En buena forma física y mental es un testimonio fiel de los avances y retrocesos de la ciudad capital del municipio Simón Bolívar.

Un libro abierto para quien quiera conocer la verdadera historia regional desde 1941 hasta nuestros días. Con sus relatos es fácil revivir en imágenes los grandes acontecimientos que le ha tocado vivir a la ciudad.

El Barcelonazo en 1962 y la inundación en 1970 cobran vida en sus narraciones como si fueran parte de su existencia.

Son noventa y dos años bien vividos, con constancia y disciplina, las mismas que lo obligan a seguir, levantarse temprano en la mañana para dirigirse como lo hace desde 1945 a su sitio, a su “negocio” que, bajo otro nombre y justo detrás de donde hiciera historia “Comercial Trías Valera”, lo espera mañana y tarde, como espera el puerto al marinero, las aves al atardecer o los peces a la atarraya de los humildes pescadores.

Moncho Trías Valera un ejemplo de rectitud, de lucha y de valor para sus hijos y nietos, un ejemplo para quienes triunfan a base de sacrificio y de sus propios esfuerzos.

sábado, 10 de octubre de 2020

APUNTES PARA LA GENEALOGÍA DEL GENERAL CIPRIANO CASTRO

 Por Oldman Botello


En 1856 se efectuó el matrimonio de don José del Carmen Castro, hijo de Melecio Contreras y Bernarda Castro y fallecido en 1915 y doña Pelagia Ruíz Becerra, ambos campesinos de Capacho Viejo, estado Táchira, residentes en Las Lomas o Lomas Altas, frente a Capacho, valle estrecho por medio. Las dos únicas fotos que se conocen de don Carmelito y que datan de principios del siglo XX presentan a un hombre corpulento, de enmarañada y larga barba bíblica. De la unión Castro-Ruíz nacieron:

Don Carmelito Castro

Celestino Castro Ruíz, nació en Capacho el 9 de abril de 1856 y murió exiliado en Cúcuta el 30 de agosto de 1924, meses antes de su hermano Cipriano; casó con doña Teresa Cárdenas Zambrano. Fue su hija doña Ana María Castro Cárdenas. En enero de 1922 doña Ana María estaba residenciada en Santurce, Puerto Rico mientras los padres se hallaban en Cúcuta exiliados. Don Celestino era enemigo personal irreconciliable del general Gómez desde que debió entregarle bajo protesta ante su hermano don Cipriano, la presidencia del estado Táchira en 1900. Nieves Castro Ruíz, que tomó estado con el general Evaristo Parra. Doña Nieves tenía cierta instrucción a juzgar por la letra y la buena ortografía en su correspondencia. Aprendió inglés mientras vivió en Puerto Rico. Con descendencia: Numa Pompilio Parra Castro, nacido en 1886; Caracciolo, Enriqueta, Vicente, Nicolás y otro varón Parra Castro. Laurencia (llamada Laura), casada con don Hilario Lázaro, con sucesión varias hijas. José Cipriano (Cipriano) Castro Ruíz, nació en Las Lomas el 12 de octubre de 1858, fue su padrino de bautizo don Antonio Depablos. Murió en Santurce, Puerto Rico, donde se hallaba residenciado, el 5 de diciembre de 1924. Sus restos fueron trasladados en la década del setenta del siglo XX a un panteón que le fue construido en Capacho y el 14 de febrero de 2003 al Panteón Nacional. El periodista español Eduardo Zamacois tuvo la oportunidad de entrevistarlo en Puerto Rico en 1920, y de lo que vio fijó la figura del defenestrado presidente venezolano: “… de color cobrizo (…) las piernas descarnadas, menudos los pies, el tórax angosto, las manos nerviosas, amarillas y extraordinariamente locuaces. El cuello demasiado ancho, quizás, de su camisa, exagera la delgadez avellanada del pescuezo. Lo más interesante de su figura es la cabeza macrocéfala y calva, en la que el rostro, de mejillas flacas y alargadas por una barbilla rucia, parece aplastado, devorado por el frontal alto, imperioso y enorme. Lleva los escasos cabellos, casi blancos, cortados al rape. Las orejas son grandes, los ojos, negros y terriblemente vivaces; la boca, de labios gruesos, dura, amarga, despreciativa y sensual” (cit.p.Amado, Anselmo. Gente del Táchira (II): 44-45). El general Castro tomó estado con doña Zoila Rosa Martínez, nacida en San José de Cúcuta el 24 de mayo de 1868, y fueron sus padrinos Narciso del Prado y Rosa Navarro (Libro 15 de bautismos. Cúcuta, folio 74) Falleció en Caracas en octubre de 1952. Supuestamente hija del general Juan MacPherson en doña Dolores Martínez. Casaron en Capacho Nuevo (hoy Independencia), el 11 de octubre de 1886; ofició la ceremonia el presbítero Fernando Contreras (tío del Gral. Eleazar López Contreras) y fueron testigos Francisco Pérez y doña Nieves Castro Ruíz, hermana del novio. Sin sucesión en el matrimonio. Fueron hijos naturales de don Cipriano Castro, que se conozca, el ingeniero Cipriano Domínguez, de Caracas, autor del Centro Simón Bolívar y el ingeniero Cipriano Jiménez Macías, de Valencia. (1) Clotilde, casada con el Dr. Antonio Quintero Rojas. Con descendencia. Josefa (llamada Josefita y Chepita). Casada con el general Simón Bello, tachirense. Vivía en Puerto Rico mientras el esposo estuvo preso durante ocho años y cinco meses. (2) A él lo liberaron y ella continuó en Borinquen. El general Bello debió pedir autorización al general Gómez el 2 de febrero de 1925 (ya él tenía cinco años libre, desde diciembre de 1921) para que regresara doña Josefita: “Después de saludarlo mui atentamente, vengo de nuevo a exigirle me conceda el permiso de traer a Josefita al país; como Ud. comprenderá , ya ella i yo estamos viejos i enfermos, i es nuestro deseo mui natural de reunirnos en nuestros últimos años; espero de su bondad este favor i me conteste favorablemente por lo que le quedaré eternamente agradecido”. (Archivo Oldman Botello) Doña Josefita solo pudo venir al país mucho después. En junio de 1922 parecía que todo estaba listo para el regreso y Bello pedía permiso al general para traer sus muebles y su ropa, pero no se concretó nada a juzgar por esta carta de 1925.Florinda Castro Ruiz (nombrada Flora y Flor), nació en Capacho en 1854; tomó estado con Alberto Cárdenas y fueron padres de Elenita Cárdenas Castro, que residía en Cúcuta en 1921.Consuelo Castro Ruíz, fue casada con el general Jesús Velasco Bustamante, emparentado con el general Juan Vicente Gómez y hermano del general Rafael María Velasco Bustamante, que fue gobernador de Caracas y ministro; hijo de don Ángel Ignacio Velasco Casique y María de la Cruz Bustamante. Ambos eran originalmente educadores en el Táchira antes de ingresar a la Revolución Liberal Restauradora en 1899. Hijas: Delia, Amanda y Elba Velasco Castro. Las hijas vivían en 1921 en San Cristóbal. En 1922 permanecían solteras. Delia era pianista y muy díscola; su hermana Amanda sufría la ausencia de Puerto Rico, donde se acostumbró a vivir; padecía de episodios de depresión y llanto. Creemos que de una de estas damas desciende el destacado diplomático y ex-Canciller, ya fallecido, José Alberto Zambrano Velasco, de tendencia socialcristiana.

Doña Gumersinda Moros de Castro

Don Carmelito Castro, al enviudar de doña Pelagia Ruíz en 1873 casó con doña Gumersinda Moros, de Capacho, hija adoptiva de don Jesús Moros, quien la registró con su apellido. Su padre biológico fue Nicolás González, capachero también, quien no le quiso dar su apellido. Los Moros eran posiblemente colombianos de ancestros barineses, que huyeron al vecino país durante la guerra federal. El matrimonio Castro-Moros se efectuó el 11 de febrero de 1874 y dejaron a Capacho para residenciarse en el vecindario La Victoria, al pie de la montaña de Los Indios. Fueron testigos del segundo matrimonio don Segundo Ramón Sayago y doña Julia Pacheco. (Libro de Matr. 1874, folio ilegible; Moros Manzo, 2009: 37). La novia era hermana del general Eulogio Moros, que fue uno de los sesenta hombres que cruzó el río Táchira el 23 de mayo de 1899 al comienzo de la Revolución Liberal Restauradora. Tuvo cargos militares en el castrismo y en el gomecismo. Después pasó a encargado del hato La Candelaria, que perteneció al general Castro, su cuñado y luego, desde 1914 al general Gómez por una transacción entre este y la Nación, representada por el Procurador General. (Botello, 2013) Fue su larga sucesión:

El General Castro y doña Zoila

Trino Castro Moros, Román Castro Moros, Carmelo Castro Moros (1875-1957). Con rango de general. Casó con doña María Cristina Pellicer y fueron sus hijos: Cipriano y Carmelo Castro Pellicer, casado este último con doña Lourdes Acosta, con sucesión Carmelo Castro Acosta, que nació en 1954. Hortensia Castro Moros, casada y con sucesión. Benjamín Castro Moros, José Antonio Castro Moros, María Mercedes (nombrada Mercedes) Castro Moros, Miguel Ángel Castro Moros. Tenía jerarquía de general. Ramón Castro Moros, Rafael Castro Moros, José Manuel Castro Moros, Víctor Manuel Castro Moros, Judith Castro Moros. Veintiún hijos en los dos matrimonios engendró don Carmelito Castro. Fueron hermanos de don Carmelito, don José Antonio Castro y don Florentino Pernía.

NOTA (1) A don Cipriano lo perdió su vida disoluta. Un ejemplo de ello es una carta que envía el 29 de noviembre de 1905 desde un lugar denominado La Montaña, seguramente en el Táchira, una persona que dice llamarse Natalio Hernández, amigo de juventud, quien se duele de una fallida visita del general Castro a su tierra natal y que habría dejado a su amigo y a todos “con los ojos claros y sin vista” cuando esperaba […] la presencia de mi querido Cabito en Pedernales” y le pregunta a don Cipriano con toda confianza: “¿Qué haremos ahora? Sobre todo con las diez hermosas damas, conquistadas para el parrandeo en El Roble y Los Guayos, entre ellas una……de chupe y déjeme el cabo. ¿Ya no danzaremos con ellas?

El General Castro era objeto de un seguimiento por los cónsules venezolanos en las ciudades por donde pasaba. Y no solo los cónsules, había espontáneos que metían baza para recibir después su paga. El 25 de noviembre de 1916 escribe desde San Juan de Puerto Rico el supuesto abogado y notario Cay Coll Cuchi al general Gómez, informándole: “Como usted sabe, desde hace algún tiempo llegó a San Juan Cipriano Castro. Hizo ostentación de que venía a pasar unos cuantos meses de descanso en nuestro excelente clima; pero la festinación que puso en llevar a su lado a casi todos los reportes de San Juan para que dijeran en los periódicos que por ahora no pensaba en la política de Venezuela, era lo suficiente para desconfiar de sus propósitos anunciados, aun cuando no supiéramos ninguno de sus antecedentes”. Le comunica que hasta ahora había invertido 1.200 dólares en su trabajo de investigación con la ayuda de un grupo de espías a su servicio. Si el general Gómez seguía interesado en la pesquisa le solicitaba 1.000 dólares mensuales que pedían los espías. El 9 de noviembre de 1916, el cónsul en Puerto España, Luis Felipe Calvani informa al general Gómez: “Alguien que es amigo de Carmelo Castro me dijo que éste le había informado confidencialmente que se hacen gestiones en el sentido de que a don Cipriano le cedan un parque que hay en Haití oculto, el cual fue introducido clandestinamente por ciertos jefes haitianos cuando sus dificultades con los Estados Unidos y con el propósito de resistir a los americanos. No sé qué hay de cierto en esto. Trataré de indagar […] Dicho Carmelo continúa enemistado con don Cipriano y hablando horrores de él, y hace poco me mandó a decir que como su hermano no quiere pagarle el dinero que él gastó en Barbados para salvar el parque y pagar los dos primeros años de depósito, está dispuesto a vendérselo a Ud. barato. Él está en Cúcuta”. (AOB) El 16 de octubre de 1917, el mismo cónsul Calvani escribe al general Gómez manifestándole que el gobierno trinitario notificó al general Castro que debía salir de esa isla y él estaba haciendo esfuerzos para conseguir que lo dejaran viviendo en Trinidad. Escribió al gobernador asegurando que su actitud era pacífica y prometía no mezclarse en los asuntos políticos de Venezuela; antes había estado cerca de tres años residiendo en la isla sin haber dado el más leve motivo para que se le juzgase como conspirador. El gobernador respondió que esperaba instrucciones del ministerio de Colonias inglés para proceder en consecuencia, pero que procediera a preparar su equipaje con calma. Castro aseguró se iría a Tenerife que era “la tierra donde mejor lo habían tratado”. En conversaciones con algunos amigos informó privadamente que era partidario de los aliados en la I Guerra Mundial y que al terminar ésta “vendrá la guerra civil en Venezuela, y que nuestro pueblo lo aclamará a él, porque ya se ha dado cuenta de lo que él vale y significa y lo que ha perdido con su separación del poder”. (AOB) El general Castro siempre tuvo esos arranques de megalomanía. Siendo Presidente, conversando con el general Gómez y don Antonio Pimentel en las escaleras de Miraflores, dijo “¡los ojos del mundo están fijados en mí!” y el indiscreto de don Antonio Pimentel lo atajó y replicó: “No, general. No esté creyendo eso. A usted le dan una patada por el culo y lo bajan de estas escaleras”, de lo cual se rieron todos y antes de que el general Castro dijera algo contra Pimentel, el general Gómez se lo llevó del brazo al interior del Palacio, recordando a un personaje del Táchira que mucho los hacía reír con sus salidas. La anécdota fue relatada por el propio Pimentel a don Florencio Gómez quien la contó al autor de esta genealogía.

Doña Zoila Martínez de Castro fue una honorable mujer que sufrió con estoicismo las faltas de su libidinoso esposo. A pesar de ello –al igual que doña Dominga Ortiz de Páez- lo defendió. Ella escribió a Antonio Reyes cuando este publicó su libro sobre “Presidentas” de Venezuela en 1949: “Tengo que decirle que ni yo fui tan buena como Ud. asegura ni Cipriano tan nefasto como lo describe”. Se cuenta que siendo primera dama del país y el general Gómez vicepresidente, le escribió una nota a este último donde le decía lacónicamente: “Compadre, venga para que me cape un gato”, como en los viejos tiempos del campo tachirense o de Bella Vista en Cúcuta. Años más tarde cuando regresó doña Zoila al país surgió un comentario quejumbroso de ella y el general Gómez, Presidente de la República, sacó de su guerrera en un encuentro que tuvieron en Las Delicias, Maracay, el papelito que tenía guardado tanto tiempo y le replicó mostrándole la nota: “Comadre, yo era el vicepresidente de la República” y tenía razón. El general Gómez siempre estimó a su comadre Zoila, madrina de bautismo de José Vicente Gómez Bello. En el país cada vez que visitaba al Presidente le entregaba un sobre con dinero y tenía una pensión suficiente, aparte de lo depositado en bancos por la venta de sus propiedades, la mayoría de las cuales fueron adquiridas por el general Gómez. No estaba mal doña Zoila en el exilio. Una carta del 27 de enero de 1922, de Ana María Castro Cárdenas para don Celestino Castro le informa que doña Zoila estaba en Nueva York en compañía de Ana Feliza (¿?) y “que se divierten y gozan mucho”. Se habían ido desde agosto de 1921 y no tenían fecha de regreso. En la misma carta le comunica a don Celestino que su tío Cipriano “está bien de salud, pero un poco neurasténico, que ese mal es casi general” y le añade que su tío Simón Bello está en libertad. En una carta anterior, del 4 de enero le dice a su tío Celestino: “Tengo esperanzas de verlo pronto, pues parece que Dios va [a] hacernos un gran milagro y según últimas noticias bastante frescas, al cochinito ese gordo le llegó al fin su sábado”. Se refería indudablemente al general Gómez. Esa noticia corrió como pólvora porque a mediados de 1921 el general sufrió un grave ataque de uremia que lo puso a las puertas de la tumba pero se recuperó y de allí las esperanzas de la joven Ana María. Aún restaban al mandatario trece años de vida. Doña Zoila escribió una nota desde Guaynabo, Puerto Rico, el 28 de julio de 1930 donde le recuerda el nombramiento de un cónsul, aparentemente aceptado de antemano por el general Gómez y que podría ser el de Trinidad, que necesitaba un cambio. También le recuerda un terreno cuya compra sugirió al general Gómez y propiedad de don Santiago Ibarra; con el dinero percibido, este último le cancelaría a doña Zoila unos dólares que le debía. (AOB)

NOTA (2) El general tachirense Simón Bello estaba preso desde 1913 cuando fue capturado en una invasión antigomecista por tierras falconianas mediante una trampa que le montó el Gobierno del estado y en la cual participó el ejército. Entre ellos figuró el periodista y escritor villacurano Rafael Bolívar Coronado (1884-1924), al servicio del régimen. Escribió en sus Memorias de un semibárbaro que en el camarote del barco donde venía Simón Bello no encontraron armas sino unas botellas de buen brandy y unas cajas de condones. Así lo retrata Bolívar Coronado: “Hombrecito como de cincuenta años, obeso, de una vulgarísima obesidad; estatura bajita, afeitado el bigote, corto el pelo al rape, con blusa y pantalón amarillo…y tratando de asumir una actitud marcial”. (Botello, 1993: 51) Fue liberado en diciembre de 1921. Su cuñada Florinda Castro da cuenta el 5 de enero de 1922 a su hermana Consuelo cómo fue la reacción de todos cuando se supo la libertad de don Simón en Puerto Rico: “…ustedes no tienen idea de cómo fue ese momento de locura, lloros y ahogazones, pues a Josefita le dio un mal que no respiraba” (AOB) Ana María Castro Cárdenas le dice a su tío Celestino, que permanecía en Cúcuta que su tío Simón Bello “ha salido muy enfermo y gracias salió vivo”. (AOB)

 

El Mocho Hernández

 PorOldman Botello


“Rústico soñador de la libertad”, así calificó al general José Manuel Hernández otro de los antigomecistas exiliados en Cuba, Francisco Laguado Jaimes, quien a poco fue echado a los tiburones en el mar frente a La Habana por órdenes del dictador cubano Gerardo Machado. El general José Manuel Hernández, había nacido en Caracas, en la parroquia San José, de padre canario, el 23 de febrero de 1853, hijo mayor de N. Hernández y doña Rita R. de Hernández. Eran hermanos suyos Antonio José y Juan Bautista Hernández. ¿Por qué lo llamaron el Mocho? Porque en la batalla de Los Lirios, cerca de Paracotos, estado Miranda, de un machetazo en la guerra le cercenaron dos dedos de la mano derecha. Desde entonces y para siempre se le llamó el Mocho Hernández, un nuevo nombre definitivo.


Entró en la guerra a los 15 años –como todos los militares de su tiempo- en 1868, al mando inmediato del general Leoncio Quintana y superior del general José Tadeo Monagas. Continuó en la política y en la guerra hasta el fin de sus días. Pero fue un idelista o un iluso. Algunas veces estuvo en el poder pero no lo utilizó en provecho propio. Vivió en Guayana, donde se dedicó a la minería y a la política en el Yuruari, donde se le apreció. Fue liberal –aun cuando combatió a Guzmán Blanco y a los 18 años tuvo su primer exilio, en La Habana, en 1870- y en 1896 fundó el Partido Nacionalista, una derivación del liberalismo amarillo, adonde se fueron a refugiar las reliquias del conservatismo venezolano, quienes lo acompañaron hasta el fin. Partido que logró aglutinar una formidable falange en todo el país, cansado de los gobiernos y políticos liberales de todo pelaje, desde el ampuloso y prosopopéyico Guzmán Blanco hasta el buenote e insípido del general Ignacio Andrade (que nos regaló a Cipriano Castro, quien acabó definitivamente con el partido), pasando por hórridos gobiernos como los de Francisco Linares Alcántara, el gran peculador y traidor aragüeño, y el guanareño Raimundo Andueza “que se precipitó como Heliogábalo en la cloaca”, al decir de José María Vargas Vila. El partido mochista se pensaba era una panacea, pero el pueblo siempre cree que el gobierno venidero es mejor que el anterior. Nunca gobernó totalmente, sino que se le dieron pequeñas cuotas, como un caramelito.


El general José Manuel Hernández, El Mocho, o como le decían sus panegiristas, “El mutilado de Los Lirios”, combatió a todos los gobiernos, desde Crespo hasta Gómez. Se fue a Estados Unidos, vio como de desarrollaba una campaña presidencial e intentó civilizar las de Venezuela. Comenzó a repartir fotografías suyas, con una carita de yonofuí y las viejecitas de los pueblos encendías velas impetrando la ayuda divina para que llegara al solio presidencial; pero con humo no se asan jojotos. Recorrió en campaña los cuatro puntos cardinales, pero además del pueblo, sumaba a los poderosos, a los conservadores en cada lugar. Por ejemplo, en el Guárico reclutó políticamente a los Hernández Ron, Roberto Vargas y Arévalo Cedeño; en Carabobo a la godarria valenciana, a los Sagarzazu y Alzuru; en Cojedes a los ganaderos Loreto Lima, guerreros además y a los Franco; en Maracaibo a los Finol, en Caracas los Urbaneja (Diego Bautista le escribirá al Mocho unas proclamas “con su estilo”) y los Escobar Llamozas; en Amazonas a Luís Manuel Botello, señor feudal de Isla Ratón y Maipures. Cada uno de ellos tendrá puesto en la lucha desde 1896. Pero siempre perdedor. Todos iban a votar por él, pero Crespo y su gente no dejaron entrar a los mochistas al sitio del sufragio. Allí estaban los liberales crespistas con machetes y palos para dar una tunda a los osados. “No se atrevieron a presentar su ridícula minoría”, gritaba con un telegrama a Crespo desde Villa de Cura el doctor Arnaldo Morales, furibundo liberal. Y así fue.


El general Castro nombró ministro al Mocho después de sacarlo de la cárcel, adonde lo envió Andrade, después que en El Carmelero mataran a Crespo y al día siguiente de la designación se fue alzado el Mocho con el Cojo Borges. El general Gómez lo nombró miembro del Consejo de Gobierno en 1909 y en 1911 se declaró enemigo y fue a parar a Trinidad, el último destierro. Deambuló conspirando por las Antillas y Estados Unidos. Enfermo del hígado, murió casi repentinamente en Nueva York, en el Memorial Hospital, a las 2:57 de la tarde, el 22 de agosto de 1921; lo velaron en la funeraria Campbell de la calle 66 de Broadway, como a una rutilante figura, y la señora Trina de Tello confeccionó una bandera que colocó sobre el ataúd. Se le sepultó en el Calvary Cementery. Sus restos no han regresado al país y sus familiares directos están en Puerto Rico. Parientes colaterales residen en Caracas. No dejó bienes de fortuna, como sí su hijo Nicolás, próspero comerciante en La Habana, quien continuó ayudando a los eternos conspiradores, entre ellos el general Emilio Arévalo Cedeño, el gran protegido. El Mocho Hernández fue una de las figuras más populares en la política venezolana de todos los tiempos.

lunes, 21 de septiembre de 2020

El Linaje Ron y sus descendientes en Venezuela

 

Breve Introducción

La idea de linaje nace de la conciencia de un patrimonio común, de derechos, de honra y prestigio. La percepción será pues tanto más definida y fuerte cuanto mayor entidad tenga ese patrimonio. Todavía en el siglo XV, Lope García de Salazar en su crónica Las Bienandanzas e fortunas explica cómo nace un linaje fundado en la existencia de un patrimonio: “El linaje de Çurbaran,  su fundamento fue de unas caserías que son çerca de Vilbao, que eran pecheras al señor, e de allí poblaron en Vilbao, e ganaron como mercaderos, e buenos, e onrados mucha fasienda, e moltiplicaron, e ganaron fasiendas, e fisieron linaje poderoso…”.

El linaje así entendido se ha definido como “un conjunto de bienes tanto materiales como inmateriales que se perpetúa mediante la transmisión de su nombre, de su fortuna y de sus títulos por vía real o imaginaria”. Hay dos componentes o valores en estos patrimonios: espiritual y material, trabados e inseparables, como corresponde a la naturaleza humana. Destacaremos la primordial trascendencia del primero: son precisamente estos valores espirituales, unidos a algo tangible de muy diversa entidad —desde el poder territorial a un emblema heráldico— los que dan trabazón a la idea de linaje. El individuo resulta así, no sólo en lo biológico, consecuencia de los antepasados.

Pero la sola filiación no basta para que un individuo pueda considerarse integrado en un linaje. Debe también asumir la pertenencia, tener conciencia de dónde se halla situado y voluntad de permanecer en ese puesto, ajustándose a las normas que la sociedad establece para el caso y cooperando al mantenimiento del común patrimonio del que disfruta. Este elemento personal, puramente volitivo, es esencial en la constitución de un linaje coherente.

Como prolongación del grupo de convivencia familiar eran considerados los criados. El vínculo de unión con los señores de la casa no era entonces el simplemente mercenario, como fue luego. No servían con el único fin de ganar dinero; con su aproximación al superior se sentían honrados, porque esa aproximación les incluía en la ‘casa’ y, en cierto modo, en el linaje, según la interpretación como grupo de poder. El término ‘casa’ comprendía a los servidores; todavía posee este sentido en la expresión ‘casa del Rey’. El criado tenía allí cubiertas sus necesidades pero, sobre todo, recibía protección en todas las circunstancias de su vida: un eco atenuado y lejano de los vínculos feudales. En las grandes casas, el número de criados era grandísimo y aun en muchas menores era crecido; esa legión de servidores incrementaba el prestigio del señor, pues realmente reforzaban su poder.

El Linaje y sus signos de identidad (Faustino Menéndez Pidal de Navascués) 


El Linaje Ron 

La familia Ron se originó en España, en la región occidental del Reino de Asturias (hoy el Principado de Asturias) y también tuvo asiento en el Reino de Galicia, ambos ubicados en extremo noroeste de la península Ibérica. Es una familia noble antigua que casó con muchas otras familias nobles de la región, incluyendo familias de varios condes y marqueses. Entre estos se encuentran: el Marques de Rivas, el Conde de Miranda, el Conde de Peñalva, el Conde de Aguilar, el Conde de Toreno, el Marques de los Vélez, el Marques de Molina, el Marqués de Mirallo, y el Marques de Astorga. Los Rones también aparecen en el tronco originario de varias familias de renombre, como la de Fajardo, Bedmar, y Sotomayor, y son familiares de varias otras familias nobles, como la de Olloniego, Saavedra, Quiroz, Balboa, Queipo del Llano, Tineo, Ibias, y Cabeza de Vaca. 

Escudo del Reino de Asturias


LA CASA DE RON como casa feudal de gran número de vasallos hacía leva de ellos cuando tenía que hacer la guerra a enemigos suyos o auxiliar a sus amigos, y desde el momento que movilizaba sus vasallos hasta que los devolvía a sus propios lares, tenía que mantenerlos y equiparles a sus expensas, según fuero; y de aquí que llamase a sus gentes por medio de un cuerno de grandes dimensiones, que se halla en poder del que este estudio escribe (1), y pues no todos cabían en el castillo y sus aledaños, sino que había que alojarlos en los lugares circunvecinos, y de aquí que se hacía preciso llamarlos con una poderosa voz como salía del cuerno tañido con fuerza. LA CASA DE RON que en el siglo XV presentaba armados en guerra 1.500 vasallos; en el siglo XVII sólo pudo formar una compañía para la guerra de Italia. Habían cambiado los tiempos. El feudalismo había muerto!

El ilustre gallego y erudito académico Señor Villamil y Castro al ocuparse del espléndido lujo desplegado por los Señores de Galicia en el siglo XV dice: Que el conde de Altamira traía consigo de continuo, 30 escuderos y 50 peones y alrededor de 10 ó 12 pajes y otros mozos de cámara y un par de trompetas: Que el célebre Sr. Diego de Andrade traía continuamente atabales y tamboril y 30 peones y su padre Fernán Pérez de Andrade 20 escuderos y 50 peones y 2ó 3 trompetas y muchos pajes y añade: "Pero este aparato de lujo estaba muy atrás del que desplegaban los RONES, pues cada vez que comían, dice Molina de Málaga, hacían tañer por las calles un cuerno para que todos los que quisieran comer fuesen a su casa y de aquí quedó en Galicia el refrán que dice: A ESTE SON COMEN LOS DE RON; que aunque la llamada con el cuerno fuese para reunir a las gentes de armas, no implica que se admitiera a pobres pasajeros y peregrinos que se presentasen a recibir la porción correspondiente."

Y por ser de uso antiguo así como en otras naciones, tomado sin duda de los romanos, que así lo estilaban, contentarse sólo con los apellidos patronímicos y familiares y no hacer uso de los solariegos que aunque ya existentes y se servían de ellos, como hay tantos ejemplos que lo demuestran; la preferencia de los patronímicos y el descuido en el uso de los apellidos solariegos hace muy difícil, aunque no imposible, demostrar en las familias mayor antigüedad y a más remoto tiempo que a los siglos X y XI en que comienza a usarse con mayor regularidad y son de uso más llano y corriente y en prueba de ello haciendo ejemplo de sólo algunos apellidos de procedencia asturiana, gallega y leonesa donde tuvo su origen la nobleza española.

Por lo que hace al apellido RON, la tradición y la historia refieren que TORIBIO FERNÁNDEZ DE RON y sus tres hijos sostuvieron con el INFANTE DON PELAYO y otros Señores territoriales Asturianos, contra el poder de las victoriosas hordas sarracenas; la gloriosa y potente lucha habida en la PEÑA, que tuvo su final en el monte Auseva con la inefable victoria de Covadonga, que quebrantó el poder de los triunfantes aguerridos mauritanos y comienza la era de los ocho siglos de guerra, iniciando la epopeya de la reconquista de España.

A tan importante acto concurrió TORIBIO FERNÁNDEZ DE RON como uno de los principales caudillos, con sus tres hijos y muchos hidalgos que seguían su divisa y con los cuales cooperó con eficaz modo a la brillante victoria, y la consiguiente elección de EL INFANTE DON PELAYO; y cuando este fue elegido Rey en el campo de Re Pelao (Rey Pelayo) y levantado sobre el pavés al estilo de los godos, nombró a TORIBIO FERNÁNDEZ DE RON y a sus tres hijos Infanzones, que era el título de mayor consideración que entonces se conocía, hasta que en 774 el Rey Don Silo creó el de Rico-hombre que hoy está mudado en el de Grande de España desde que en el siglo XVI el Rey Don Carlos I, Emperador de Alemania y Rey de Romanos, erigió a veinte Rico-hombres con este título.

PELAYO le dio también a TORIBIO FERNÁNDEZ DE RON su blasón de armas, consistente en un león rampante, tal como aparece en su inscripción diciendo ser armas de RON, en una sepultura existente en el centro de la Iglesia de Carmelitas Descalzos de Madrid, según lo anota Don Miguel de Salazar en su nobiliario, folio 32 (sig.ord; 12.600) y como el occidente de Asturias se hallaba detentado por los moros, diole también solar, a una legua de Covadonga donde estableciera su casa, según afirma el cronista y Rey de Armas Don Antonio Gómez Arévalo, en tanto no se viera libre su antiguo solar de la opresión de los moros, que tenían ocupados los valles del Occidente y en los cuales tenía de antiguo su solariego.

Era TORIBIO FERNÁNDEZ DE RON hijo de ORBITA FERNÁNDEZ que saliera con sus gentes a la defensa del territorio contra los moros en 711 y sabedor en el camino de la completa derrota de ejército de don Rodrigo, en la batalla de Guadalete, hubo de volverse a sus tierras con todo el contingente de gentes, asturianos, gallegos y vascos, que en número de 30.000 se habían reunido contra los invasores; gentes que fueron después muy útiles a PELAYO en la defensa de LA PEÑA y batalla de Covadonga. Don Rodrigo se fue contra Tarif (Se refiere a Tark-ben-Zeyyad, que siendo teniente de Muza vino al frente de un ejército de berberiscos con los cuales luchó en Guadalete contra el Rey Don Rodrigo: Abu-Zara-Tarif-ben-Zache, era un cliente de Muza a quien mandó hacer un desembarco en Tarifa con 100 caballos y 400 hombres de a pie en cuatro naves que facilitó el Conde D. Julián).

Daba decir pues, la crónica: "Don Rodrigo se fue contra Tarik, sin agoardar as compahas de Galiça, Asturias, Viscava, e Vascos, sinom com-as de Castela e Septa; Fasta toudos LXX, mil Cristaos, e istos toudos, disarmados cáxique; eran poucos los de elas e sóo lebaban paos e ondas... as companhas de Galiça, Asturias, Viscaya, e Vascos caminaban e se volveron para defender os pobos, e todas estas companhas, serien fasta XXX mil que despois foron boos a PELAYO". Así lo refiere en su crónica Don Servando Obispo de Orense, el cual por haber sido confesor de Don Rodrigo y después de DON PELAYO, como él mismo lo declara, y haberse hallado constantemente en la corte, siendo testigo presencial de la derrota de Guadalete, como lo fue después de la reconquista, de todo lo cual ha dejado la más completa información, que atendiendo a la alta cultura y categoría social del narrador, es la crónica que más garantías ofrece para juzgar a la veracidad de los hechos referidos: "E eu Servando coego de Ourenes Maestre en Dreytos e Santa Teología e de geraçon, de Núñez e de Ferrando e bon Rey Chindasvinto, e morto o Obispo Filmeira os coegos de Sede de San Martín e Santa María me feceron Obispo". Este códice tan importante escrito por su autor en lengua latina y letra latino gótica, vertida al gallego en caracteres lombardos por don Pedro Seguino, también Obispo de Orense y trascrito en letra cursiva por el conspicuo historiador y crítico Don José Pellicer y Tovar , caballero de la Orden de Santiago, Cronista Mayor de Castilla y Rey de Armas del Rey Felipe IV: tiene la signatura siguiente: "En Ourenhes anno de noso Salvador DCCXXXIX---Servandus Ferrández, sub XPT nomine---EPS Auriensi---Gardingus scripsit et notavit".

 

Comienza la Historia Gótica

Derrotado el ejército de Alcamán y muertos o heridos sus combatientes quedó totalmente libre de moros el territorio adyacente y sólo se hallaban ocupando la parte del occidente de Asturias, donde precisamente TORIBIO FERNÁNDEZ DE RON y DON PELAYO tenían sus señoríos y solares, pues los autores convienen en que ambos estaban situados en esta región donde se hallaban los Valles Pésicos "que eran lo último por occidente de los Astures transmontanos y según el geógrafo egipcio Claudio Totlomeo ocupaban la tierra entre el Naviluvión (Navia) y el Naelo (el Narcea)" comprendiendo por lo tanto lo que es hoy Concejo de Pesoz con Grandas de Salime, Allande, Tineo, Cangas de Tineo, y los de Luarca y Navia.

El de TORIBIO FERNÁNDEZ DE RON y sus sucesores, aún se halla actualmente en la villa de Pesoz, capital del Concejo del mismo nombre, donde son dueños del Castillo solariego antiguo que allí existe y se llama CASTILLO DE RON con su palacio adyacente y bienes y Señoríos a él correspondientes. Otro solar muy antiguo de RON se hallaba en San Antolín de Ibias, capital del Concejo de Ibias. Luís Alfonso Carvallo en sus Antigüedades y Cosas memorables de Asturias, dice sobre ello lo siguiente: "En el Concejo de Ibias hay un cerro alto que se llama RON que en lengua primitiva de los aborígenes de Asturias quiere decir altura cual es la de este collado, en donde está la torre antigua de RON".

Arruinada en tiempos posteriores, sobre su suelo edificó el año 1464 DOÑA ALDONZA RODRÍGUEZ DE IBIAS la Iglesia Parroquial de San Antolín de Ibias y en el siglo XVI su nieta DOÑA SANCHA DE RON Y BERNALDO DE QUIRÓS la Torre Señorial que aún hoy día se llama PALACIO DE DOÑA SANCHA que actualmente corresponde a la Casa de Tormaleo. Otros solares de RON pasaron a diferentes familias que por los rigores del tiempo que todo lo confunde, han perdido ya su conexión con la familia de origen.

Iglesia Parroquial de San Antolín de Ibias

El solar de PELAYO se hallaba en Tineo y Cangas de Tineo, que aunque ahora forman dos agrupaciones, entonces formaban una sola y de ella era Señor DON PELAYO, como lo fueron después sus sucesores.

Reinando Fernando I y Doña Sancha (1037 a 1065) DOÑA URRACA DE RON casó con GARCÍA MÉNDEZ SORRED descendiente de Dia Sánchez Sorred, uno de los principales Rico hombres de este reinado, fundadores y tronco de la gran familia de Sotomayor y de Fornelos, Condes de Camiña, títulos y señoríos que recayeron más tarde en las Casas de Moscoso, Condes de Altamira y en las del Conde de Andrade, con otras muchas de las más ilustres de Galicia que cuentan por tronco suyo a DOÑA URRACA DE RON y GARCI MÉNDEZ SORRED. Pellicer en el Memorial del Marqués de Rivas y en el del Conde de Miranda (párrafo 22 ordm; 21) y D. Felipe Bernaldo de Quirós en el Memorial Genealógico de la Casa de Olloniego (folio 36) y otros autores y genealogistas.

Reinando Alfonso VI (1075 a 1109) DOÑA TODA ÁLVAREZ DE RON casó con PEDRO SUÁREZ GALLEGO, Rico-hombre de Galicia, ilustre familia que derivaba su origen de Ermesenda Romaiz que del Rey Fruela I tuvo a Don Ramón Conde de Monterroso y cuyo nieto Rodríguez Romaiz, casado con Emilia, Infanta de Inglaterra, se apoderó y conquistó a Santa María de Hortigueira, hijo de Juan Gallego que obtuvo tantas victorias sobre los moros y fue su debelador en tanto grado que le conocieron gajo el sobrenombre de Faxihare (Cerro fuerte), de donde sus descendientes siguieron apellidándose Fajardo y fueron Adelantados de Murcia, Marqueses de los Vélez y de Molina. Así llo dicen Salazar de Mendoza en sus dignidades de Castilla y de León (libro 2º, cap. 2º, folio 29), Pellicer en el Memorial del Conde de Miranda, (párrafo 22, nº 21) y Memorial del Conde de Nava por D. Sancho de Dóriga (folio 22); Núñez de Castro en el Memorial de D. Álvaro Queipo de Llano y D. Felipe Bernaldo de Quirós en el citado Memorial de la Casa Olloniego.

Reinando Alfonso VII (1109 a 1157) DOÑA JUANA DE RON casó con SUERO PÉREZ GALLEGO hijo del anterior y al afirmarlo así Francisco de Cascales en su historia del Reino de Murcia, título y linaje de Fajardo, habla con ponderación de DOÑA JUANA y de la alta posición de su familia.

Reinando D. Fernando II (1157 a 1188) ALVAR DÍAZ DE RON fue Gobernador de Asturias en lo militar y político, cargo en el cual le antecedió Doña Urraca, reina viuda de Navarra y que ordinariamente había estado desempeñado por personas de la familia de los Reyes, por reputarse Asturias como provincia de gran representación que exigía persona de la mayor categoría. Así lo dice Carvallo en su historia de las Antigüedades y cosas memorables deAsturias.

Reinando Fernando III (1217 a 1253) MARTÍN PÉREZ DE RON se halló en las guerras de Andalucía y fue uno de los cuatrocientos caballeros heredados en el reino de Jaén cuyas armas se grabaron en el arco de la Iglesia de Baeza, y del cual hay memoria que ganó a Bedmar, donde sus descendientes conservaron su apellido con sus armas, consistentes en una bocina de oro en campo azul. Así lo expresa Martín de Gimeno en los Anales Eclesiásticos de Jaén (Folio 121) de quien lo tomó Núñez de Castro en el Memorial de Queipo de Llano y Pellicer en el de D. Fernando de los Ríos.

Reinando el mismo FERNANDO III y su hijo Alfonso X (hasta el año 1284) ÁLVARO DÍAZ quinto hijo de RODRIGO ÁLVAREZ DE ASTURIAS y de DOÑA SANCHA DE ESTRADA, quedó en el castillo de RON según consta en una memoria que se halla al final de la donación que hizo la DOÑA SANCHA en el Monasterio de Carrizo que dice así: "Los hermanos que obo Arias Perez e los heredamientos que les cupieron de su padre RODRIGO ALVAREZ e de SANCHA ESTRADA su mulher. A Pero Alvarez le cupo lo de Noreña; a Ordoño Alvarez la tencia de Gijón; Arias Perez obo a las Omañas; Juan Díaz a Nava; ALVAR DIAZ el castillo de RON e por ende; a Alfonso lo de Carvalho e Cibea e toda la tierra de Cangas; a Avina fincó lo de Navia e a Doña Inés fincó Alzada, e lo de Orbigo, partieron Quiñones por igual, manguer que so tio Alvar Pérez de los tulló".

ALVAR DIAZ DE ASTURIAS, señor de castillo de RON vino a serlo también del de Aguilar por habérselo dado en dote a DOÑA ALDONZA DE AGUILAR su hija, DON PEDRO RODRIGUEZ DE AGUILAR padre de DON RODRIGO SANCHEZ DE AGUILAR según consta en una donación del Monasterio de la Vega de Oviedo del año 1263 por la cual el mismo DON RODRIGO SÁNCHEZ DE AGUILAR dona a aquel Monasterio, sus heredades del mercado y otra mucha hacienda. Este DON RODRIGO SÁNCHEZ DE AGUILAR parece que fue después a vivir a Villaviciosa, en donde era muy poderoso, quedando su hermana DOÑA ALDONZA casada con ALVAR DÍAZ dueños de sus tierras del Occidente de Asturias, las cuales consistían en su castillo y tierras solariegas en San Antolín de Ibias, según nos dice Carvallo en la citada obra y según así consta en el Becerro de Oviedo.

Reinando Alfonso X (1252 a 1254) DON GÓMEZ DE RON confirmó un privilegio dado a Villaviciosa de Asturias.

Reinando SANCHO IV (1284 a 1295) FRAY FERNANDO DE RON fue Comendador de Fresneda en la Orden de Calatrava, según lo trae Felipe de la Gandara "armas y triunfos".

Reinando Alfonso XI (1312 a 1350) JUAN FERNÁNDEZ DE RON, Merino Mayor de Asturias, Señor de Ron en el Concejo de Castropol, cabeza y pariente mayor de los de este linaje, confirma con la dignidad referida, una donación al Monasterio de San Vicente de Oviedo, hecha por el Conde DON RODRIGO ÁLVAREZ DE ASTURIAS como así lo afirma Carvallo en la Historia de Asturias y Pellicer en el Memorial del Conde de Miranda.

Tuvo DON JUAN FERNÁNDEZ DE RON dos hijas. La una llamada DOÑA CONSTANZA DE RON casó en 1339 con FERNANDO ÁLVAREZ DE VILLAMIL, Señor de la Casa solariega de su apellido, el cual era sexto nieto de Bartolomé Yáñez Villamil, que por los muchos y buenos servicios que prestara al Rey Alfonso VII recibió el notable privilegio que consta en las historias declarando su casa solariega Casa de Refugio y a su persona y familia libres y exentos del fuero común y libres y quitos de toda clase de tributos, conminando con graves penas a los que contravinieran la excepción concedida.

La otra hija de DON JUAN FERNÁNDEZ DE RON llamada DOÑA ALDONZA DE RON casó con PEDRO MENÉNDEZ Y VALDÉS DE SALAS y fueron terceros abuelos de DON FERNANDO DE VALDÉS, Arzobispo de Sevilla y progenitores de los Marqueses de Mirallo. Silva en su estudio de la familia de Valdés y Don Sancho de Dóriga en el memorial de la Casa de Nava, así lo refieren.

BLASCO BLÁZQUEZ DE RON de quien Don Diego Mesia de Ovando en el libro 2. vandina refiere que era "Caballero Asturiano del Hábito de Santiago cabeza principal por este tiempo de los RONES, muy principales y antiguos, hijo de BLASCO FERNÁNDEZ DE RON y de DOÑA ELVIRA DE VALDÉS, hija de JUAN DE VALDÉS y DOÑA LUCÍA DE ESTRADA, de cuyo linaje han procedido muchos Rico-hombres, Obispos y Comendadores de las cuatro Órdenes Militares como aparece en las crónicas y en las donaciones y privilegios que han concedido los Reyes y personas particulares a diferentes Iglesias y Monasterios de San Benito, dónde confirmaron muchos caballeros con el apellido de RON. Sus armas son una bocina de oro en campo azul y por orla el lema que dice: A ESTE SON COMEN LOS DE RON. Su solar y casa es en Asturias de Santillana y otras más modernas hicieron después en el Reino de Galicia". Así dice Ovando en su Ovandina, aunque comete un error al afirmar que el linaje de RON tiene un solar las Asturias de Santillana, pues no lo tiene sino en las Asturias de Oviedo, en la parte que llaman Cuatro Sacadas, donde está el lugar de Ron incluso en el Concejo de Castropol, del cual formaba parte el lugar de Pesoz, hasta que disgregado tan dilatado territorio en diferentes cotos y concejos, se formó el Concejo de Pesoz en cuya capital de su propio nombre se halla la casa Palacio de RON y su fortaleza, que es uno de los castillos más fuertes y más antiguos que se conservan, siendo de notar que habiendo dado orden los Reyes Católicos para que se demoliesen todos los castillos y fortalezas de Asturias y Galicia a Don Fernando de Acuña, se dejó sin demoler este de Pesoz, atendiendo su antigüedad y la puntual observancia con que sus señores habían guardado los preceptos de la más cumplida fidelidad.



FRAY ALONSO PÉREZ DE RON Caballero de la orden de Alcántara y Comendador de Castilnovo (antes lo fuera de Mascoras), aparece por este tiempo, según Rades de Andrade en su crónica de las Órdenes Militares (Cap. 18, pag. 25).

Reinando Don Pedro I (1350 a 1369) ALVAR DÍAZ DE RON tercero de este nombre y dueño de la casa de RON, aparece interviniendo en la contienda entre Don Pedro y su hermano Don Enrique que tanto movimiento produjo en Asturias y habiendo sucedido la muerte del Rey en los campos de Montiel, de donde se originaron nuevas diferencias entre los asturianos sobre reconocimiento de Don Enrique, acordaron depositar las llaves de la ciudad de Oviedo en poder de GONZALO BERNALDO DE QUIRÓS, el que habiendo aceptado el cargo, hizo pleito homenaje en manos de DON ÁLVARO DÍAZ DE RON y Don Gonzalo de Fontecha, Deán de Oviedo y después Obispo de Burgos, según consta de las Historias de Asturias.

Reinando Don Enrique II (1369 a 1379) ÍÑIGO LÓPEZ DE RON fue Comendador de Calatrava y Gentil Hombre de boca del Rey y pagador de sus Consejos y por el mismo tiempo aparece DON ALONSO DE RON Caballero de la Orden de Alcántara y Comendador de Ceclavin.

Reinando Don Juan I (1379 a 1388) háyanse noticias de SANCHO MÉNDEZ DE RON fundador de la Capilla Mayor de la Iglesia de Santiago de Pesoz, en la cual tienen Patronato los Señores de la Casa de RON y de DOÑA ELVIRA RODRÍGUEZ DE RON que casó con DON DIEGO QUEIPO DE LLANO, hijo de ÁLVARO ALFONSO DE CANGAS, Señor del Castillo de la Muñona o Muriella y de ALDARA RODRÍGUEZ DE LLANO de esta ilustre casa de Cangas de Tineo, y son abuelos de SUERO QUEIPO DE LLANO que en 1526 fundó el Vínculo de la casa de Queipo de Llano, cuyos sucesores son actualmente Condes de Toreno y Grandes de España desde 1836.

DIEGO FERNÁNDEZ DE RON casó con DOÑA GONTRODA OSORIO, Señora de la casa de Osorio de Villalobos, Conde de Trastámara y después Marqués de Astorga, por quien se ostentan en el escudo de armas de RON, los lobos sangrientos en campo de oro, que son las de dicha casa de Osorio.

Reinando Don Juan II (1406 a 1459) MARCOS FERNÁNDEZ DE RON Y LOPE NÚÑEZ DE RON hijos de DON DIEGO FERNÁNDEZ DE RON y de DOÑA GONTRODA OSORIO ocupan lugar preeminente: el primero por haber hecho una donación considerable al Real Convento de Villanueva de Oscos de la Orden de Cister, por lo cual constaba como bienhechor de dicho Convento, en el libro que en él se llevaba, y en cuyo archivo se conservaba el testamento en que dicha donación se concedía, y el segundo DON LOPE NÚÑEZ DE RON, Señor de la Casa de RON por haber movido todas las fuerzas de su Casa en número de 1.500 hombres en favor de su pariente FERNÁN DÍAZ DE RIVADENEIRA, Señor de Sobrado de Aguilar, de la casa de Torés, que viéndose vejado por el Conde de Lemus, pidió el socorro de sus deudos.

Entonces se reunieron en su defensa con dicho LOPE NÚÑEZ DE RON, el Mariscal Pedro Pardo con toda su casa y cincuenta lanzas y mil peones, que sacaba del Obispado de Mondoñedo, que ya su padre, Juan Núñez Pardo, llevara en encomienda desde 1381 y del cual dice Vasco de Apornte en sus linajes, refiriéndose al mucho poder que venía ejerciendo en Galicia, "Pedro Pardo desque su hija Beatriz se casó con Pedro Bolaño, con lo cual atrajo toda la casa de Rivadeneira que con la de RON amellorabase y competía con la de Don Diego de Andrade".

PEDRO DE MIRANDA, el viejo, hijo de Alonso Díez de Miranda, llamado el Cruel, "Hombre de grandes hechos" según el mismo Vasco de Aponte, Señor de la Casa de Parga y Guiteriz, casa de mayor importancia de Galicia, que mandaba 30 de a caballo, tenía 800 vasallos. Rui González, Pedro Pardo de Cabarcos, Gonzalo de Becerra de Navia con sus parientes y otros muchos señores principales.


Hija de DON DIEGO FERNÁNDEZ DE RON y de DOÑA GONTRODA OSORIO fue DOÑA ALDONZA DE RON a la cual Don Sancho de Doriga en el memorial genealógico de la casa de Nava, llama "hija de la nobilísima y antiquísima casa de RON, ilustremente celebrada en Principado de Asturias", la que casó con Gutierres de Nava y Álvarez de Asturias que sirvió a Don Fernando de Antequera, elegido Rey de Aragón en el compromiso de Caspe y a su hijo Alfonso V como Almirante de su escuadra en las guerras de Túnez y en la sostenida para conquistar definitivamente el reino de Nápoles y aunque fue vencido en la batalla de Ponza en 1435 en la cual aunque cayeron prisioneros muchos varones y caballeros y el mismo Rey Alfonso V en poder de los genoveses, no fue en detrimento suyo por ser su dictamen contrario a presentar batalla, si bien según Zurita en los Anales de Aragón, lo genoveses exigieron por su recate la enorme suma (en aquellos tiempos) de 12.000 florines de oro, y con la cual castigaron por los grandes daños que a Génova y a su comercio le habían causado al frente de la escuadra Aragonesa.

De este matrimonio fue hijo Álvaro de Nava Álvarez de Asturias y RON, sucesor de su padre en el cargo y dignidad de Almirante y como tal tomó posesión en 1479 en nombre del Rey de Aragón de la isla y castillo de Gelves.

De LÓPEZ NUÑEZ DE RON Y DOÑA MAYOR DE MIRANDA BAHAMONDE, fue segundogénito DON SANCHO LÓPEZ DE RON que concurrió a la guerra de Granada por Cabo de la gente armada que el Marqués de Astorga levantó en Galicia y con el que fue a reforzar el sitio de Baza donde el Rey D. Fernando asistía. Este caballero que tenía su casa solariega en Lorenzana junto a Mondoñedo estuvo casado tres veces. Primer matrimonio: con DOÑA MARÍA ARES DE IBIAS hija de DOÑA ALDONZA RODRÍGUEZ DE IBIAS y de DON DIEGO FERNÁNDEZ DE IBIAS Y MIRANDA, Señores de Ibias, Laciana y Cubilos, y progenitores de la casa de Ibias de Cuantas, una de las ramas en que se dividió la CASA DE IBIAS, que andando el tiempo vino a unirse a la de RON e IBIAS en 1735 por el casamiento de DOÑA MARÍA DE IBIAS Y PATAQUIN, Señora de esta casa y única sucesora, con el de la CASA DE RON, como más adelante habrá de especificarse.

NOTA: Hasta aquí se describe el Linaje Ron con amplitud sin considerar ramificaciones de otros linajes de manera específica. A partir de las siguientes generaciones comienza nuestro trabajo de sucesiones de este linaje en Venezuela, como podrá apreciarse en nuestra página “Algunas Familias del Oriente Venezolano” y la de “Algunas Familias de la Cuenca del Unare” de Julio José Gonzalez Chacín.


DON ÁLVARO DÍAZ DE RON primogénito de DON LOPE NUÑEZ DE RON y de DOÑA MAYOR DE MIRANDA BAHAMONDE les sucedió como Señor de la Casa de RON. Estuvo casado con DOÑA SANCHA DE PARGA, Señora de esta Casa, y de los cotos de Folgueras y Moya de Castropol. Sus armas son: tres barras de oro en campo azul, y tuvieron a DON LOPE NUÑEZ DE RON que casó en 1518 con DOÑA ALDONZA RODRÍGUEZ DE IBIAS Y QUIRÓS hija de DOÑA EMILIA GONZÁLEZ DE IBIAS y de GONZALO BERNALDO DE QUIRÓS de quienes habrá de tratarse luego; y los cuales en virtud de facultad Real, dada a su favor en 1519 fundan el mayorazgo de RON e IBIAS en Pesoz a 29 de Agosto de 1521 ante el Escribano Alonso Rodríguez de Ribadeo.

La familia Ron proclama descendencia de Ferrandus, el cacique Asturiano que combatió a Cesar Augusto por los años 20 A.C. Un descendiente de Ferrandus, Toribio Fernández de Ron y sus tres hijos lucharon con el Rey Pelayo (quien era primo de Toribio) en la batalla de Covadonga, donde en A.D. 713 los moros invasores fueron derrotados por primera vez. Desde la década de los 1520 el apellido Ron se convierte en un título hereditario, asumido por el heredero de Mayorazgo de Ron como su primer apellido.


Los Ron venezolanos (2)

La descendencia de la línea de los Ron venezolanos, es la correspondiente al linaje Ron Rodil y Tobar y es como se describe a continuación, subrayado y resaltados en negritas (se conservan los usos del idioma para los textos transcritos).

Armas Linaje Ron Rodil


I. El Capitán Fernando Rodil de Ron y Tobar, que por los años y apellidos debe ser el Fernando de Ron y Rodil, o Díaz Rodil de Ron, a quien corresponde el Párrafo V de los señores de Barreiros, casado con Doña María Ginzo de Estua y Miranda. Casó con Da. María García, fueron vecinos de Santiago do Boimorto, municipio de Boimorto, partido de Arzúa (La Coruña), y habían fallecido para 1693. Tuvieron por hijos: a

1. D. Andrés de Ron y Tobar, o Rodil de Ron, o de Ron Rodil y Tobar, que sigue.

2. (?) Capitán Baltasar de Ron y Tobar, testigo en 1693 del matrimonio del mencionado D. Andrés de Ron y Tobar con Da. María das Seixas Mosquera y Andrade.

3. (?) Licenciado Gonzalo de Ron y Tobar, clérigo presbítero, vecino de Boimorto en 1693, que ofició dicho enlace

4. (?) Da. Antoniade Ron Rodil y Tobar (que debe ser la Da. Antonia de Ron que menciona Crespo del Pozo como hija de D. Fernando de Ron y Rodil y su primera mujer Da. María Ginzo de Estua y Miranda) casó por 1687 con D. Antonio López de Costoya y Saavedra. La casa solar de los López de Costoya, llamada Grande, estaba sita en la feligresía de San Juan de Golán, ayuntamiento de Melide, en el partido de Arzúa, provincia de La Coruña; usaron por armas: una banda atravesada, azur, en campo de oro, puesta entre dos flores de lis, también de azur; y en el mismo ayuntamiento, en la feligresía de Santiago de Xubial, los Saavedra poseyeron la casa de Tarrés.

Tuvieron por hijas: a

A. Da. Ana Margaritade Costoya y Ron, llamada de Ron y Tobar y Costoya, que casó en la parroquia de Santa María de Cuiña, ayuntamiento de Oza dos Rios, partido de Betanzos (La Coruña), el 16 de marzo de 1705 con D. Cristóbal Ventura de Parga y Aguiar, natural de la feligresía de Santa María de Cullergondo, ayuntamiento de Abegondo, también de Betanzos, viudo de Da. María-Ignacia Ordóñez de la Torre, e hijo de D. Antonio de Araujo y Parga y de su primera mujer Da. Inés de Aguiar y Moscoso (Libro 1682-1747 de Casados, folio 146). Fueron señores del Pazo de Rozadas, en la feligresía de San Simeón de Rodierios, ayuntamiento de Boimorto, partido de Arzúa (La Coruña). Tuvieron por hijos: a María Antonia; a Pedro Carlos y a Rosa de Parga y Ron, o Ron y Tobar. De los cuales:

A. D. Pedro Carlos de Ron y Tovar que adoptó los apellidos maternos y fue Alcalde de San Sebastián de los Reyes, Teniente Justicia Mayor de Orituco, Teniente Justicia Mayor de Santa María de Ipire, Cabo Principal a Guerra, Juez de Comisos General de Llanos del Departamento de Quebrada Honda, Unare y sus anexos, en la Provincia de Venezuela, donde fundó una extensa descendencia. Casó dos veces: la primera, en la feligresía de San Juan de Ouces, ayuntamiento de Bergondo, partido judicial de Betanzos, previa dispensa de S.S. del cuarto grado de afinidad, con Da. María Ignacia Ordóñez de la Torre, con velaciones el 15 de febrero de 1703 en Cullergondo, siendo padrinos D. Juan de Navia, presbítero vecino de Betanzos, y Da. María de la Torre (Libro 1680-1762 de Casados, folio 13). A los pocos meses, Da. María Ignacia falleció y fue sepultada el 30 de junio de 1703 en Santa María de Cullergondo, con el hábito de Santo Domingo, bajo testamento otorgado ante D. Antonio Roel, escribano de S.M. y vecino de Santa María de Presedo (Libro 1676-1728 de Difuntos, folio 18 vuelto).

B. Da. María de Ron y Tobar, vecina de Santiago do Boimorto (partido de Arzúa), y madrina en 1706 de su sobrina Da. María Antonia de Parga y Ron, hija de los mencionados D. Cristóbal Ventura de Parga y Aguiar y de Da. Ana Margarita de Ron y Tobar.

C. Da. Helena de Ron, madrina en 1722 de su sobrino D. Pedro Carlos de Ron y Tobar, ya referido. Bautizada en julio de 1683 en Santa María de Cullergondo, siendo padrinos el licenciado Alonso Calviño Montenegro, Rector de la iglesia de Santiago, de la ciudad de Betanzos, y Da. María Gómez de Moscoso. Ofició el licenciado Francisco de Cancela y Monterroso (Libro 1679-1721 de Bautizados, folio 6 vuelto). D. Cristóbal Ventura de Araujo Parga y Aguiar casó por segunda vez en la parroquia de Santa María, en Cuiña, ayuntamiento de Oza dos Ríos, partido de Betanzos, el 16 de marzo de 1705 con Da. Ana Margarita de Costoya y Ron, llamada también Ana de Ron y Tobar y Costoya, hija de D. Antonio López de Costoya y Saavedra y de Da. Antonia de Ron Rodil y Tobar, siendo testigos D. Juan Mosqueira, D. Antonio López y D. Silvestre de Rocha, todos vecinos de Cuiña. Ofició D. Juan Arce de Cabrera (Libro 1682-1747 de Casados, folio 146).

Don Cristóbal Ventura de Parga y Aguiar y su segunda mujer Doña Ana de Ron Tobar y Costoya fueron señores del Pazo de Rozadas, en la feligresía de San Simeón de Rodierios, ayuntamiento de Boimorto, y tuvieron por hijos: a

1. Doña María Antonia de Parga y Ron, bautizada el 23 de abril de 1706 en Cuiña, parroquia de Santa María, siendo padrinos D. Antonio López de Costoya y Da. María de Ron y Tobar, vecina de la feligresía de Santiago do Boimorto (Libro 1680-1732 de Bautizos, folio 38 vuelto).

2. D. Pedro Carlos de Ron y Tobar, que sigue la familia en Venezuela.

3. Da. Rosa de Ron y Tobar casó con D. Tomás Varela Vidal y Saavedra, hijo de Nicolás Mosteiro, vecino de San Salvador, y de Da. Margarita Varela Vidal y Saavedra, señores del Pazo de Priorada, en la feligresía de San Juan de San Cibrao, en Melide, y fueron vecinos de Priorada.

D. Pedro Carlos de Ron y Tobar, quien tomó los apellidos maternos, y así fundó la familia en Venezuela, fue Alcalde de San Sebastián de los Reyes, Teniente Justicia Mayor de Orituco, Teniente Justicia Mayor de Santa María de Ipire, Cabo Principal a Guerra, Juez de Comisos General de Llanos del Departamento de Quebrada Honda, Unare y sus anexos, en la Provincia de Venezuela. Nació el 19 de noviembre de 1722 en Cuiña, en cuya parroquia de Santa María, fue bautizado el día 24 siguiente, oficiando el licenciado Juan de Oporto, siendo padrinos D. Bernardo, cura del Beneficio de Cortiniau (Cortiñán) y Da. Helena de Ron, su tía, hermana de la mencionana Da. Ana de Ron Tobar y Costoya (Libro 1680-1732 de Bautizos, folio 60 vuelto). El templo parroquial de Santa María de Cuiña es una pequeña iglesia románica rural con ábside semicircular, que cuenta además con interesantes pinturas murales del siglo XV. D. Pedro Carlos de Ron y Tovar pasó a Venezuela y en 1748 se avecindó en la jurisdicción de San Sebastián de los Reyes (estado Aragua). En abril de 1768 escribió la Descripción de los territorios de Santa María, Quebrada Honda y Unare. Noticias sobre sus ganados y criadores por don Pedro de Ron y Tovar, dirigida al Gobernador de Venezuela José Solano y Bote (1763-1771), en cuyo documento, de 63 páginas, planteó los problemas sobre la ganadería que aquejaban a los terratenientes y justicias mayores: mejoramiento de la especie, cuatrerismo y falta de vigilancia. Dicho testimonio constituye el primer censo ganadero del llano guariqueño. El manuscrito permite conocer la economía ganadera, la propiedad de la tierra y es un antecedente sobre la constitución política del Guárico.

Fue tenaz defensor de los límites de las jurisdicciones de San Sebastián de los Reyes y de la Provincia de Caracas ante las pretensiones de los Gobernadores de Cumaná José Diguja Villagómez y su sucesor el Coronel Pedro-José de Urrutia, quienes pretendían avanzar los límites hacia el oeste hasta el río Zuata. Desde 1769 había informado al Gobernador de Caracas José Solano, y se había enfrentado a la gente armada de Cumaná.

Continuaron los incidentes, y el 8 de agosto de 1773 escribió desde Santa María de Ipire al Gobernador de Caracas José-Carlos de Agüero (1772-1777). Dos meses más tarde, volvió a escribir a Caracas informando que los cumaneses habían invadido y establecido nueva demarcación en la jurisdicción de San Sebastián (tres leguas dentro de los términos de la Provincia de Caracas), y que él había pasado allá con una partida de gentes y arrancado las cruces, "después de deshacer su forma", que marcaban los nuevos linderos. Al mes siguiente, Ron y Tovar recibió comunicación del Gobernador, en que se le ordenaba hacer una Información plena sobre los límites, la cual levantó en Santa María de Ipire, y declaró terminada por auto suyo del 13 de septiembre de 1774. Seguidamente el Teniente Justicia Pedro Carlos de Ron y Tovar certificaba:

“…desde el año 48 conozco esta jurisdicción de San Sebastián, y en ella hasta los Linderos de la Sierra Alta. Siendo yo Alcalde de dicha ciudad ejercí acto de jurisdicción como Juez de esta jurisdicción; y habiendo sido electo de Teniente Justicia Mayor de Orituco, siempre supe ser jurisdicción de San Sebastián los Linderos de Unare, y la Sierra hasta Orinoco; y después que tengo a mi cargo el Juzgado de este pueblo, he actuado y actúo sin impedimento alguno entre los Linderos que dividen la Provincia hasta Quebrada Honda, y todos los vecinos me han dado obediencia por tal.”

Fue de los fundadores, en 1779, del pueblo Chaguaramal del Batey, y a la sazón herraba anualmente 200 becerros, 50 bestias caballares y poseía nueve esclavos, cuando se procedió a hacer la nómina de los 75 vecinos que pagarían la congrua o sustento del párroco. En 1787, D. Pedro-Carlos de Ron y Tovar figuraba en una transacción hipotecaria de D. José-Antonio Wuischtu a favor de la Cofradía del glorioso apóstol San Pedro, sita en la Catedral de Caracas, y nuevamente aparecía en 1795 en una declaración de bienes a favor de D. José-Antonio del Toro, residente en el sitio de la Concepción de la Yegüera. Para 1800 vivía en su hato "La Yegüera", en la Candelaria de Zuata, jurisdicción de Santa María de Ipire.

Casó, y fueron vecinos de Altamira del Guárico y luego de Santa María de Ipire (de cuyo pueblo vivía a diez leguas), con Da. Antonia Petronila de Vargas Machuca y Lozano, nacida el 28 de junio de 1731, y bautizada en Altagracia de Orituco el 10 de julio inmediato, siendo padrino D. Martín Oliver, según se ve en el folio 24 vuelto del Libro de Bautismos comenzado en 1678. Tuvo por progenitores a D. José-Francisco de Vargas Machuca, propietario de una hacienda de trapiche, con lo necesario a su beneficio, y las tierras en que se hallaba plantado, situada en San Rafael de Orituco, y de un hato que había poblado en 1716 en el sitio del Cañaveral en tierras de su suegro,33 y a Da. María-Francisca Lozano y Avila. Esta señora Da. María Francisca Lozano y Avila fue hija de D. José Lozano, natural de San Francisco Xavier de Lezama (propietario en el sitio del Cañaveral, donde tenía un hato con 154 vacas mansas y terneras, 92 toros y novillos, y 149 caballos, potros, yeguas, de cuya mitad del ganado vacuno era dueño su yerno D. José-Francisco de Vargas Machuca) y de Da. Rosa de Avila y Feria, bautizada en Cagua (estado Aragua) el 9 de noviembre de 1678, nieta materna de D. Juan de Avila del Barrio y de Da. María de la O de Feria González, quienes habían casado el 23 de noviembre de 1672, bisnieta materna-paterna de D. Juan de Avila, fallecido en Caracas el 4 de septiembre de 1675, y de Da. Clara del Barrio, que testó en Caracas el 20 de mayo de 1665, y bisnieta materna-materna de D. Diego-Martín de Feria y Da. María González. Da. María Francisca Lozano y Avila ordenó, en cláusula testamentaria, cuyo albacea fue su hijo D. José Francisco Vargas Machuca y Lozano, que del quinto de sus bienes, al ser liquidados, se instituyera una Capellanía "… de misas rezadas, a favor de uno de sus parientes…" Su yerno D. Pedro-Carlos de Ron y Tovar, vecino a la sazón de San Sebastián de los Reyes y residente en el partido de Santa María de Ipire, reconoció en 1768 a censo y tributo redimible los 1.349 pesos a que ascendía el quinto, y ofreció por hipoteca: una legua de tierra en la posesión del sitio de San Simón, de esa jurisdicción; tres esclavos; 800 reses mansas; 100 yeguas; 60 caballos mansos; 20 mulas entre mansas y cerreras, todos los animales marcados con su hierro. Rindieron declaraciones D. José Antonio de Areste y Reyna, D. Manuel Olivares y D. Juan José Bastidas, vecinos de Santa María de Ipire. En esta población, el Juez Visitador General Eclesiástico Presbítero y doctor Juan Antonio Montero otorgó licencia el 18 de enero de 1768 al señor Ron y Tovar para efectuar la negociación.

D. Pedro Carlos de Ron y Tovar y su mujer Da. Antonia Petronila de Vargas Machuca y Lozano tuvieron por hijos:

1.- Antonio Pío de Ron y Tovar, que continúa la familia.

2.-  El presbítero Pedro José Damián de Ron yTovar que fue bautizado en la parroquia de Nuestra Señora del Rosario de Altamira el 25 de diciembre de 1766, siendo padrino D. Domingo Antonio Naranjo (Libro que comenzó en 1744, al folio 194). Solicitó licencia para vestir hábitos en 1792, para lo cual presentó en Caracas el 28 de marzo del mismo año, información de limpieza de sangre, con inclusión de partidas sacramentales de sus padres. Fueron testigos D. José Ignacio Salguero, D. Francisco Coronado y D. Nicolás Alvarenga. El 16 de junio siguiente se le despachó la licencia requerida y fue asignado a la iglesia de San Pablo en Caracas (Archivo Arzobispal de Caracas, sección Licencia de Hábitos, Carpeta 12, Exp. 28-29). En 1798 se presentó al Obispado como aspirante al curato de Tucupido.

Cumplidos los requisitos y abocado Ron y Tovar al examen final, dio testimonio de su capacidad el doctor Estanislao Verois, catedrático en la Universidad de Caracas de latinidad, teología y filosofía moral. Lo examinaron el Provisor Andrés Manzanares, Vicente Echeverría, del Sagrario de la Catedral de Caracas; Juan-Antonio Cróquer, capellán del convento de la Concepción y el maestro Mateo Monasterio. Ron y Tovar expuso sus méritos y trabajos: cura de Santa María, cura interino de la Villa de San Fernando de Cachicamo y vicario foráneo de dicha villa. También informó sobre su estancia en la iglesia de San Pablo, en Caracas. Después de ser aprobado, la Vicaría solicitó la sanción definitiva del Gobernador Carbonell, quien respondió satisfactoriamente en los primeros días de marzo de 1798. A los cuatro días, Lorenzo de Sata y Zubiría tomó nota en los libros de la Real Hacienda. Ron y Tovar había jurado cumplir las constituciones sinodales, y el Obispo de la Virgen y Viana le colocó el bonete en ceremonia sencilla en la Catedral de Caracas. Falleció en Tucupido el primero de enero de 1808.

3. D. José Antonio Ron y Tovar Vargas Machuca que casó con Da. Josefa Daniel de Castro, hija de Francisco. Esta familia Daniel de Castro fue de las que consolidaron la sociedad ganadera de Tucupido (estado Guárico). Su primer representante fue D. Felipe Daniel, uno de los primeros colonizadores de la región, después de D. Carlos del Peral (1733), D. Bartolomé Matute y D. Carlos Vargas Machuca. Le siguen cronológicamente: D. Nicolás Daniel de Castro, propietario en Suata, designado por el Vice Patronato Regio de Caracas responsable de obtener el financiamiento para la fabricación de la iglesia de Santa María de Ipire, y sus hijos D. Manuel Daniel de Castro, Regidor de San Sebastián de los Reyes hasta 1771-1772, y D. José Daniel de Castro, ganadero en El Charcotal (1736-1737) y Chaguaramas, con hatos en Las Palmas (San Sebastián), hacienda de cacao en Caucagua, Valle del Tuy, y otro hato en Montalbán (1754).


El Linaje Ron y el Mayorazgo

El Mayorazgo de Ron e Ibias fue fundado el 29 de agosto de 1521 ante el Escribano Alonso Rodríguez de Ribadeo, por Lope Núñez de Ron y Osorio, (hijo de Don Lope de Núñez de Ron y Parga con Doña Mayor de Miranda Bahamonde) en virtud de Facultad Real dada a su favor en 1519. Casó en 1518 con Doña Aldonza Rodríguez de Ibias y Quiroz (hija de Doña Emilia González de Ibias y de Gonzalo Bernaldo de Quiroz). A partir de esa fecha, el apellido Ron se convierte en un título hereditario, asumido por el heredero de Mayorazgo de Ron e Ibias como su primer apellido. Anteriormente, en 774 el Rey Don Silo creó el de Rico-hombre que hoy está mudado en el de Grande de España desde que en el siglo XVI el Rey Don Carlos I, Emperador de Alemania y Rey de Romanos, erigió a veinte Rico-hombres con este título. Hasta esa fecha, se concedía el de Infanzones, que era el título de mayor consideración que entonces se conocía.


La Generación fundadora del Mayorazgo

Diego Fernández de Ron, casó con Gontroda Osorio con:

1.- Marcos Fernández de Ron y Osorio.

2.- Lope Núñez de Ron y Osorio (Sr. De la Casa Ron), quién casó con Doña Mayor Miranda de Bahamonde, con descendencia en:

2.I. Álvaro Díaz de Ron y Miranda (Sr. De la Casa Ron), casó con Sancha de Parga y tuvieron descendencia en Lope de Núñez de Ron y Parga casado con Aldonza Rodríguez de Ibias y Quiroz.

2.II. Sancho Lope de Ron y Miranda casó tres veces:

2.II.1.- En primeras nupcias casó con María Ares de Ibias (hija de Aldonza Rodríguez de Ibias y Diego Fernández de Ibias y Miranda).

2.II.2.- En segundas nupcias casó con María de Lanzós, sucesión que muy pronto se refundió en la de Lanzós y en la de Tineo y otras en el reino de León.

2.II.3.- En terceras nupcias, casó con Elvira Osorio, cuyas armas son un roble y arrimadas a él cinco lanzas, en campo rojo. Su segundo nieto Don Sancho Pardo Osorio fue Caballero de la Orden de Santiago, general de la carrera de Indias; y los hijos de éste Don Sancho Pardo y Don Juan Pardo de Dolebún Lanzós y RON fueron también caballeros de Santiago, habiendo muerto el primero siendo cabo de la Armada Española en el sitio de Lisboa, y el segundo siéndolo de la de Galicia, murió en el puerto de Guetaria.

3.- Aldonza de Ron y Osorio, casó con Gutierre de Nava Álvarez de Asturias y Ron.

Estanislao de Ron y Caballero, que fue el último Señor de la casa de Ron y de sus vínculos y mayorazgos por haber sido suprimidos los señoríos en las Cortes de Cádiz, y por la ley de desvinculación de 11 de Octubre de 1820. Fue elegido Diputado a Cortes por Asturias en las de 1836, 1841 y 1843.


Compilación, revisión y reedición: Gustavo Alfredo Domínguez Martínez

NOTA 1: Alberto I. Ron (6 Julio 1922 – 27 Noviembre 2000). 

NOTA 2: Línea Ron Rodil y Tobar y Los Ron Venezolanos. Aurelio Álvarez Juan

Fuentes:

(1) www.Familia-Ron.org / Elena Gutiérrez Asturias, España. Julio, 2000. In Memoriam Alberto I. Ron (6 Julio 1922 – 27 Noviembre 2000). Sin cuya inspiración nada se hubiera realizado. ©1997-2008, by Albert E. Ron / All Rights Reserved.

(2) Diccionario Heráldico y Genealógico de Apellidos Españoles y Americanos (Antonio y Alberto García Caraffa. Vol. 78, pp. 56-64)

(3) Algunas Familias de La Cuenca del Unare y Llanos Orientales. Julio José González Chacín. All Rights Reserved.

(4) Algunas Familias de Sabana de Uchire. Rafael Armas Alfonzo/Julio J. González Chacín. Obras inéditas. All Rights Reserved.

(5) Línea Ron Rodil y Tobar y Los Ron Venezolanos. Aurelio Álvarez Juan