Coronel Francisco
Carvajal. El Tigre Encaramado
Reflexiones a guisa para una revisión histórica
Gustavo A. Domínguez M.
1. Introducción: El Enigma de "El Tigre
Encaramado"
Francisco Carvajal se erige como una figura prominente en la
Guerra de Independencia de Venezuela, célebre por su bravura y destreza
militar. Su apodo icónico, "El Tigre Encaramado," no solo evoca su
ferocidad en combate, sino que también subraya su habilidad singular en el
campo de batalla. Carvajal estuvo estrechamente vinculado a Simón Bolívar,
participando en campañas y batallas cruciales que forjaron la independencia de
la nación. Su legado militar es innegable, sin embargo, a pesar de su renombre
en el ámbito militar, detalles biográficos fundamentales, como su lugar y fecha
exactos de nacimiento, siguen siendo objeto de una intensa controversia
histórica. El epicentro de este debate se sitúa en la pugna entre las
afirmaciones de Maturín y Aragua de Barcelona, cada una reclamando ser la cuna
de este héroe.
Es imperativo analizar críticamente las narrativas en
conflicto presentadas en la fuente documental disponible, desglosando la
evidencia que sustenta cada una de las pretensiones. Se debe buscar, además,
poner de manifiesto los desafíos historiográficos inherentes a la
reconstrucción de las vidas de figuras históricas, especialmente cuando la
documentación es escasa o disputada, y la memoria local desempeña un papel
significativo en la conformación de la historia.
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Busto erigido en Maturín, Estado Monagas en honor a Francisco Carvajal |
La persistencia del apodo "El Tigre Encaramado" a
lo largo del tiempo y en las diversas narrativas, incluso en medio de la
disputa sobre su identidad, es un fenómeno notable. Este sobrenombre trasciende
los detalles biográficos específicos, operando como un potente símbolo de su
carácter y reputación militar. Es plausible que esta denominación haya
contribuido a cimentar su estatus legendario y, paradójicamente, a avivar la
competencia regional por su origen. Un apodo memorable puede, en ocasiones,
convertirse en un identificador más perdurable que los registros de nacimiento
controvertidos. Este hecho pone de manifiesto cómo la memoria popular a menudo
se cristaliza en torno a símbolos evocadores, como los apodos, que encapsulan
la esencia de una figura, a veces simplificando o eclipsando realidades
biográficas complejas. Estos símbolos pueden entonces transformarse en puntos
focales para la identidad colectiva y el orgullo regional.
2. La Habilidad Militar del Coronel Carvajal
La trayectoria militar de Francisco Carvajal es un
testimonio de su compromiso inquebrantable con la causa independentista y su
destreza en el campo de batalla. Su asociación con Bolívar se inició tras los
desastres de Caracas y la reocupación de la ciudad por Monteverde. Desde ese
momento, Carvajal se sumergió en el fragor de la lucha, abriendo con Bolívar la
campaña del río Magdalena y participando en la acción de Tenerife el 13 de
diciembre de 1812. Su liderazgo fue fundamental en la toma de Mompos, Banco y
Ocaña en 1813, consolidando su reputación como un comandante capaz.
Carvajal también desempeñó un papel crucial en la
pacificación de Santa Marta y estuvo presente en la acción de Chiriguaná el 1
de enero de 1813. Uno de los episodios más destacados de su carrera temprana
fue la reñida batalla de Cúcuta, el 18 de febrero de 1813, donde se enfrentó al
Coronel español Ramón Correa. En esta contienda, Carvajal comandaba 800
hombres, mientras que Bolívar dirigía 500, una clara indicación de la confianza
depositada en su capacidad de mando y su experiencia en el campo. Esta temprana
y sustancial responsabilidad de mando sugiere una considerable experiencia y
liderazgo probado, cualidades que rara vez se atribuyen a un joven inexperto.
Su participación se extendió a campañas de gran envergadura,
acompañando a Bolívar en batallas como Niquitao, Horcones, Taguanes, Mirador,
Trincheras, Bárbula, Barquisimeto y Araure. Fue en Araure donde su bravura le
valió el renombrado apodo de "El Tigre Encaramado". Carvajal también
estuvo involucrado en los sangrientos ataques de San Mateo el 28 de febrero, 17
y 25 de marzo de 1814, así como en la defensa de La Victoria y Arado. Su
liderazgo se destacó en la primera Batalla de Carabobo, donde combatió al
frente de sus Húsares con un "singular denuedo".
La carrera de Carvajal culminó en dos batallas trágicas de
1814: la desgraciada y sangrienta segunda Batalla de La Puerta, el 12 de junio,
donde su valor no fue suficiente para salvar a los suyos de la matanza
perpetrada por Boves; y finalmente, la terrible y fatal en consecuencias para
la libertad de Venezuela, desastrosa batalla de Aragua, el 17 de agosto, donde encontró
la muerte. La descripción de su estilo de combate es icónica: "manejaba la
brida de su caballo cogida con los dientes, mientras enristraba una lanza con
cada mano," lo que subraya su singular audacia y habilidad.
La presencia constante de Carvajal en batallas cruciales y a menudo sangrientas, como San Mateo y La Puerta, refuerza la imagen de un veterano endurecido por el combate, no la de un novato. Su rápido ascenso a un puesto de alta jerarquía y su participación sostenida en el frente de batalla constituyen una sólida evidencia circunstancial que apoya la afirmación de Maturín sobre un Carvajal de mayor edad. La plausibilidad de que un individuo de 22 o 23 años, como sugiere la afirmación de Aragua, hubiera alcanzado tal nivel de mando y reputación militar sin una mención explícita de su precocidad excepcional, se ve seriamente comprometida por el registro de su carrera.
3. Memoria vs. Historia: Enmarcando el Debate
Debo enfatizar que "Memoria e historia se influyen
mutuamente". Esta afirmación teórica es fundamental para comprender las
complejidades del caso Carvajal. La historia, por un lado, se ve moldeada por
las luchas de la memoria que se instalan en la agenda pública. Por otro lado,
la memoria es influenciada por la historia; no existe una memoria literal u
original que no haya sido "contaminada" por elementos que no derivan
de la experiencia directa. Los recuerdos son reelaborados a partir de marcos
sociales, donde son influenciados tanto por las aproximaciones académicas como
por los modos de pensamiento colectivo y político. Es crucial reconocer que los
errores históricos no se limitan a fechas y lugares de nacimiento, sino que
también los nombres de personas y personajes han sido motivo de afirmaciones
que generan controversias, a menudo debido a la insuficiencia o ausencia de
fuentes documentales que las confirmen de manera fehaciente. La obra
"Historia de Aragua de Barcelona del Estado Anzoátegui y de la nueva
Andalucía" de Manuel Acereda La Linde sirve como el marco teórico y el
estudio del caso para esta discusión.
El caso de Carvajal es un ejemplo paradigmático de esta
interacción. La controversia sobre su lugar de nacimiento no es meramente una
disputa académica, sino un reflejo de cómo las comunidades locales afirman su
derecho a un héroe nacional, moldeando así su propia memoria colectiva y
narrativa histórica.
La "contaminación" de la memoria por agendas políticas
y sociales locales se observa de manera explícita en este contexto. La memoria
es "reelaborada desde marcos sociales, donde son influenciados tanto por
las aproximaciones académicas como por los modos de pensamiento colectivo y
político". Los detalles sobre el Dr. José Manuel Hernández Parés, quien
era "jefe civil de Aragua" y encargó un busto de Carvajal, logrando
que el "Gobierno del Estado" se interesara en colocar una inscripción
que lo reclamaba para Aragua, ilustran directamente este proceso. Esto no fue
un ejercicio puramente académico; fue un acto oficial, impulsado probablemente
por el orgullo cívico y político local. Este fenómeno revela que los
"hechos" históricos pueden ser activamente construidos y promovidos
por autoridades locales o figuras influyentes para servir intereses cívicos o
políticos contemporáneos. La "contaminación" no implica
necesariamente una falsificación malintencionada, sino más bien una
interpretación selectiva o un énfasis en la evidencia disponible para reforzar
una narrativa deseada, a menudo con el propósito de realzar el prestigio
regional. Esto subraya la necesidad de que los historiadores sean conscientes
del contexto y las posibles motivaciones detrás de las afirmaciones históricas,
especialmente aquellas respaldadas por conmemoraciones oficiales.
4. Los Orígenes Disputados: Aragua vs. Maturín
La disputa sobre el origen de Francisco Carvajal, conocido
como "El Tigre Encaramado," ha sido un punto de contención entre
Aragua de Barcelona y Maturín, similar a la controversia sobre el origen de
Monagas.
La Reclamación de Aragua de Barcelona
La pretensión de Aragua de Barcelona se sustenta en varios
elementos, que se remontan a principios del siglo XX. Entre 1906 y 1907, se
desató una discusión en la prensa sobre si Carvajal era maturinés o aragüeño.
Los defensores de Aragua argumentaban que Carvajal se había criado allí y
presentaron una partida de bautismo extraída de los libros de Aragua, a la que
le otorgaban un valor decisivo.
El Dr. José Manuel Hernández Parés, en un folleto publicado
en 1904, afirmó que la partida de bautismo del "bravo Coronel Francisco
del Carmen Carvajal, (a) Tigre Encaramado," fue hallada en los libros del
Archivo de la Iglesia de Aragua en 1888. Además, Hernández Parés sostenía que
"Tigre Encaramado murió el 18 de agosto del año 14, en la célebre batalla
librada en esta población," lo que implicaba que su muerte en Aragua
reforzaba su conexión con la localidad.
En 1911, el Dr. Hernández, entonces jefe civil de Aragua,
encargó al escultor Estanislao Rubín Hernández un busto de Carvajal. Este busto
fue colocado sobre una columna en la placetilla lateral norte de la Iglesia,
con una inscripción en mármol que proclamaba: "Francisco Carvajal/Nació en
Aragua/de Barcelona/ el 10 de Octubre/de 1791/E1 Gobierno de Anzoátegui/ honra
la memoria/de tan bizarro batallador /15 de Julio de 1911". Esta
inscripción no solo establece una fecha de nacimiento específica, sino que
también vincula la figura del héroe con el respaldo oficial del gobierno.
La Reclamación de Maturín
La última réplica de Maturín, articulada por Ángel Núñez en
una carta a "El Croquis" el 15 de enero de 1907, refuta directamente
la pretensión de Aragua y la validez de la partida de bautismo para el héroe
que ellos reclaman. El argumento central de Maturín se basa en la línea
familiar del héroe. Núñez afirma que el "Héroe Maturinés" Carvajal
"dejaba en su país una familia formada con sus hijas María Rosario y Juana
y un hijo de nombre Juan".
Las "Espontáneas Deducciones" basadas en los datos de Núñez, realizan
cálculos detallados sobre la edad de Carvajal a partir de sus descendientes:
- María
Rosario: Se estima que nació a principios del siglo XIX. Su hija,
Bernardina, nació en 1824 (tenía 22 años en 1846). Bernardina tuvo un
hijo, Felipe, quien en 1907 tenía 61 años (nacido en 1846). Calculando
hacia atrás, si Felipe nació en 1846 y Bernardina tenía 22 años en ese
momento, Bernardina nació en 1824. Si María Rosario tuvo a Bernardina a
los 22 años, entonces María Rosario nació alrededor de 1802. Si Francisco
Carvajal tuvo a María Rosario a los 22 años, su nacimiento se situaría
alrededor de 1780. Esto implicaría que Carvajal murió a los 34 años en
1814.
- Juana:
Su nieta menor, que vivía en Maturín en 1907, tenía 44 años (nacida en
1863). Si la hija de Juana tuvo a su nieta a los 22 años, la hija de Juana
nació en 1841. Si Juana tuvo a su hija a los 22 años, Juana nació en 1819.
Dado que María Rosario nació en 1802 y Juana en 1819, se llevaban 17 años.
Si Francisco tuvo a María Rosario a los 22 años, y a Juana 17 años
después, entonces Francisco tendría 39 años al nacer Juana, lo que también
sitúa su nacimiento alrededor de 1780.
- Juan:
El hijo Juan, siendo posterior, no permite un cálculo preciso, pero
implicaría una edad aún mayor para Francisco.
La conclusión del argumento de Maturín es que la partida de
bautismo de Aragua no puede corresponder a su héroe, ya que la edad implícita
(22/23 años al morir) es incompatible con la existencia y las edades de su
familia conocida, lo que requeriría que el héroe fuera significativamente
mayor.
La epistemología histórica se enfrenta a un desafío
considerable cuando se confrontan "fuentes primarias" que entran en
conflicto. El lado de Aragua presenta lo que parece ser una fuente primaria
concreta: un registro de bautismo con nombres, fechas y ubicaciones
específicas. El lado de Maturín, aunque no presenta un registro de bautismo
alternativo, ofrece una narrativa detallada e internamente consistente basada
en miembros de la familia vivos y sus edades generacionales. Ambas partes
afirman representar la "verdad." Esta situación pone de manifiesto la
dificultad para los historiadores cuando incluso los documentos
"primarios" están sujetos a interpretación en cuanto a la identidad
de su sujeto, o cuando chocan con otras formas de evidencia histórica, como la
tradición oral o la memoria familiar. Esto demuestra que la mera existencia de
un documento, incluso uno oficial, no resuelve automáticamente un debate
histórico. El historiador debe evaluar críticamente la procedencia del
documento, su contenido en relación con otros hechos conocidos y el contexto
de su descubrimiento y promoción. La "verdad" a menudo reside en la
evaluación crítica de múltiples fuentes, a veces contradictorias, en lugar de
una adhesión ciega a una sola.
Además, el argumento de Maturín, tal como se elabora en las
"Espontáneas Deducciones," se basa en gran medida en el cálculo
inverso del año de nacimiento de Carvajal a partir de las edades conocidas de
sus descendientes. Este proceso, aunque complejo e implicando suposiciones
sobre las edades promedio de procreación, es una forma de deducción lógica
utilizada para establecer la plausibilidad y desafiar la afirmación de Aragua.
El texto mismo se involucra en estos cálculos, lo que demuestra el intento del
historiador de dar sentido a los datos familiares. Esto ilustra que la
metodología histórica va más allá de la simple búsqueda de documentos. A menudo
implica el razonamiento inferencial, los cálculos demográficos y la
construcción de líneas de tiempo plausibles basadas en evidencia indirecta.
Este enfoque puede ser poderoso para desafiar la evidencia documental que
parece directa pero que podría estar mal atribuida, forzando una reevaluación
de lo que es "posible" o "razonable" dentro de un contexto
histórico.
5. Análisis Crítico de Discrepancias y Evidencia
La confrontación de las narrativas de Aragua y Maturín sobre
Francisco Carvajal revela discrepancias significativas que requieren un
análisis crítico.
El Enigma de la Edad
La contradicción más flagrante radica en la edad de Carvajal
al momento de su muerte. La afirmación de Aragua, basada en la partida de
bautismo de 1791, implica que Carvajal tenía 22 o 23 años cuando falleció en
agosto de 1814 (nacido en octubre de 1791, muerto en agosto de 1814). Por el
contrario, los cálculos de la línea familiar de Maturín sugieren que tenía
entre 34 y más años (nacido alrededor de 1780).
El texto de Acereda la Linde plantea una pregunta retórica
crucial:
"¿Cabe todo esto en un joven de veintidós años? No, mi
Dios. Las descripciones y títulos atribuidos a Carvajal son de un calibre que
difícilmente se concilian con una edad tan temprana. Se le describe como
Coronel, Comandante, Jefe del Escuadrón de Aragua, terrible lancero, terror de los realistas, bravo Coronel, y aquel llanero famoso, que manejaba las
bridas del caballo con la boca y las armas con ambos manos. Si bien no es
metafísicamente imposible que un joven de 22 años alcanzara tal estatus, es
razonablemente improbable que hubiera acumulado una reputación tan formidable,
alcanzado un rango tan alto y demostrado las habilidades de combate de un
veterano experimentado descritas. La afirmación de Maturín de que una edad
mayor es más propia que 22 para una
figura de este tipo resulta más coherente con los hechos conocidos.
Las implicaciones de su vida familiar también son
significativas. La afirmación de Maturín de que Carvajal no fue casado y tuvo
hijos de distintas mujeres y en épocas distintas plantea una pregunta
fundamental: ¿cómo pudo haber tenido una "familia formada" con
múltiples hijos de diferentes mujeres y nietos a la edad de 22 años, como
implicaría la fecha de nacimiento de Aragua? Esto socava aún más la
credibilidad de la afirmación de la edad de Aragua.
El Apellido y el Estatus Social
El análisis de la partida bautismal de Aragua de 1792 revela
que el niño fue bautizado como "Francisco del Carmen de la Trinidad,"
hijo natural de "Antonia Thomasa, morena, esclava de D. Felipe
Carvajal," y el registro no le atribuye ningún apellido al niño. Esto
contrasta directamente con la atribución posterior del apellido
"Carvajal" al héroe, como se observa en la inscripción del busto y en
los escritos del Dr. Hernández Parés.
La cuestión del derecho a usar el apellido
"Carvajal" es relevante. Se señala que D. Felipe Carvajal poseía
numerosos esclavos, pero solo aquellos que estaban legítimamente casados
aparecían con su apellido en los libros parroquiales. No hay evidencia de que
D. Felipe Carvajal concediera formalmente su apellido a Francisco, especialmente
porque no lo hizo con la madre ni en la pila bautismal. Además, el sacerdote
oficiante, D. Manuel Antonio Pérez y Carvajal, quien también llevaba el
apellido Carvajal, probablemente lo habría consignado en la partida si el niño
hubiera tenido derecho a él. La pregunta final es contundente: "Entonces,
¿con qué derecho en Aragua se le pone a Francisco ese apellido?".
La construcción de una narrativa histórica a menudo implica
la omisión estratégica o el énfasis de ciertos detalles para respaldar una determinada
versión de los hechos. La afirmación de Aragua, si bien presenta un registro de
bautismo, parece minimizar o ignorar las implicaciones de que el héroe tuviera
22 o 23 años y una madre esclava sin apellido. La parte de Maturín, por el
contrario, enfatiza el linaje familiar y la reputación del héroe, lo que
lógicamente exige una edad mayor. Ninguna de las partes aborda completamente
las verdades inconvenientes de la evidencia de la otra. La narrativa de Aragua,
en particular, añade el apellido "Carvajal" sin una base documental
clara, lo que sugiere una construcción deliberada para encajar en una imagen o
linaje deseado. Esto revela una práctica común en la construcción de narrativas
históricas: la presentación selectiva de la evidencia. Los detalles que apoyan
una narrativa preferida se destacan, mientras que los que la contradicen se
omiten, se minimizan o se reinterpretan. Esto es especialmente frecuente cuando
el orgullo local o las agendas políticas están en juego, ya que el objetivo se
convierte en convencer más que en puramente documentar.
La caracterización de Carvajal como "aquel llanero
famoso, que manejaba la brida de su caballo cogida con los dientes, mientras
enristraba una lanza con cada mano" es un detalle cualitativo poderoso. El
arquetipo del "llanero" en la historia venezolana se asocia con la
rudeza, la habilidad y la experiencia endurecida por la batalla. Esta técnica
de combate específica implica un alto grado de destreza física, intrepidez y
experiencia de combate, lo que es difícil de conciliar con un joven de 22 años.
Sugiere una vida dedicada a dominar el estilo de vida y la guerra llanera. Más
allá del rango militar, la caracterización de una figura histórica,
particularmente a través de arquetipos culturales como el "llanero,"
puede servir como un fuerte indicador cualitativo de edad y experiencia. Esta
evidencia cualitativa, aunque no es una fecha directa, puede ser muy persuasiva
al evaluar la plausibilidad de las afirmaciones cuantitativas, especialmente
cuando la documentación formal es ambigua. Sugiere que la memoria colectiva de
la persona de Carvajal se alinea más estrechamente con la edad mayor propuesta
por Maturín.
6. Reflexiones Historiográficas y Conclusiones Finales
El caso de Francisco Carvajal, "El Tigre Encaramado,"
ejemplifica los profundos desafíos inherentes al establecimiento de hechos
históricos definitivos, especialmente para figuras de períodos con
documentación limitada o contradictoria. La dificultad se acentúa cuando las
fuentes primarias, como la partida de bautismo de Aragua, son ambiguas en
cuanto a la identidad del sujeto, o cuando chocan con otras formas de
evidencia, como la memoria familiar o las descripciones cualitativas de
carácter y reputación. La ausencia o insuficiencia de fuentes documentales que
confirmen fehacientemente los datos biográficos es un obstáculo recurrente en
la investigación histórica.
La interacción entre la "memoria" y la
"historia" es central en este debate. La competencia regional,
manifestada en la discusión entre maturineses y aragüeños por el origen de
"El Tigre Encaramado", ilustra cómo el orgullo local puede llevar a
la construcción de narrativas históricas contrapuestas. Las conmemoraciones
oficiales, como la erección del busto en Aragua, pueden solidificar una versión
particular de la historia, incluso si se basa en evidencia disputada,
reflejando los "modos de pensamiento colectivo y político" de una
época. Es fundamental reconocer las fuertes motivaciones emocionales e
identitarias que subyacen a estos debates históricos.
A partir del análisis anterior, podemos concluir que la
partida de bautismo de Aragua, aunque es un documento genuino, no demuestra de
manera concluyente que corresponda al célebre "Tigre Encaramado". La
evidencia cualitativa, que incluye el alto rango militar de Carvajal, su
formidable reputación, su descripción como un llanero experimentado y su
compleja vida familiar, favorece en gran medida la afirmación de Maturín de un
Carvajal de mayor edad. La hipótesis de que tenía 22 o 23 años al morir resulta
implausible para una figura con tales logros y características. Es probable que
la prueba definitiva del lugar y la fecha exactos de nacimiento de Carvajal
siga siendo elusiva, con algunas sugerencias, como la de Miguel José Romero,
apuntando a Santa Ana como su lugar de origen. Además, el apellido
"Carvajal" fue probablemente atribuido al héroe post-mortem o
adoptado informalmente, en lugar de haber sido registrado oficialmente al
nacer, dada la condición de esclava de su madre y la omisión del apellido en el
registro bautismal.
Este caso subraya una verdad fundamental en la investigación
histórica: a veces, a pesar de una investigación exhaustiva, las respuestas
definitivas siguen siendo esquivas. Los historiadores deben sentirse cómodos
con la ambigüedad y la presentación de múltiples interpretaciones plausibles,
en lugar de forzar una conclusión definitiva cuando la evidencia no lo
justifica. El caso Carvajal sirve como un poderoso recordatorio de que las
figuras históricas, especialmente aquellas de períodos turbulentos con
registros deficientes, pueden permanecer parcialmente envueltas en el misterio,
sus identidades moldeadas tanto por la memoria posterior como por los hechos
verificables.
La responsabilidad del historiador radica en evaluar
críticamente todas las fuentes, incluyendo los registros oficiales, los
monumentos conmemorativos y las tradiciones orales, considerando su contexto,
posibles sesgos y consistencia interna. La verdad histórica es a menudo una
reconstrucción compleja, no un simple descubrimiento de un hecho único y
definitivo.
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