Sobre Fundaciones y Poblamientos durante la colonia
(Breve introducción)
El primer funcionario castellano en aplicar normas para fundar pueblos y ciudades en América fue fray Nicolás de Ovando, gobernador de Santo Domingo (Isla Española): Fundó ciudades y villas conforme al modelo del municipio castellano, gobernadas por cabildos municipales, repartió tierras a los colonos, con la condición de que residieran en ellas y las hicieran producir, les adjudicó solares urbanos. Todo eso sucedió antes de 1504.
En 1529, Carlos V dio disposiciones relativas al mismo importante asunto. Y más tarde, en las Leyes Nuevas (1542), expidió su "Instrucción y reglas para poblar. Código para todas las colonias". Felipe II en 1573 expidió sus "Ordenanzas de poblaciones", cuyo título oficial es "El orden que se ha de tener en descubrir y poblar". Se le considera como el primer código de urbanismo de la edad moderna.
Hay que señalar que en general las normas enumeradas dejaron de cumplirse con exactitud en América, lo mismo que las expedidas en 1680 por razones varias.
El descubrimiento, conquista y colonización por parte de españoles, de territorios americanos, debían estar precedidos de una "capitulación" entre el rey y el futuro jefe de la expedición conquistadora. Una de las obligaciones de este último consistía en fundar una o dos ciudades, villas y lugares. Por otra parte, en muchos casos la firma de la capitulación fue posterior a la fundación de un nuevo poblado, esto por razones de hecho. Dice Carlos Martínez: "Como las nuevas fundaciones en las provincias no daban espera a las licencias oficiales, los gobernadores y adelantados delegaron esa misión a los capitanes más sobresalientes. Después esa facultad se extendió a audiencias, presidentes y virreyes".
La distribución de los solares de la fundación hispánica colonial en unos casos la efectuó el jefe o capitán de la expedición conquistadora, o uno de sus subordinados, o el Cabildo, Justicia y Regimiento, el cual siguiendo la antigua tradición legal castellana gobernaba a nombre de todo los vecinos de la ciudad. Por lo regular los más importantes de la hueste que había ayudado al fundador recibían los predios más cercanos a la plaza mayor, y luego, según su categoría militar o civil, los demás vecinos. Esto jerarquizó socialmente a los habitantes de la ciudad. Tener residencia "en el marco de la plaza" significaba ser personaje importante y respetado. Tal se puede comprobar en el plano de la ciudad de Tunja, año de 1623. Además, "trazado el embrión de la ciudad una vez demarcado el lugar de la plaza mayor, con la iglesia, la casa del fundador y las casas particulares, a su alrededor en perfecta cuadrícula se fueron fijando los solares de los demás conquistadores". Es un hecho que a cabalidad no se cumplieron las normas que mandaban que los solares fuesen sorteados. Pudo más el poder y la codicia de los privilegiados.
(Consultados: Salcedo Salcedo, Carlos Martínez, José Agustín, Jaime Salcedo, La ciudad
hispanoamericana. El sueño de un orden)
Gustavo A. Domínguez M.
La primogénita del Continente
Por Graziano Gasparini
Estas notas se refieren a la insistente publicidad que
anuncia la próxima celebración de los quinientos años de la fundación de la ciudad
de Cumaná, “primogénita del continente”, que se realizará en el mes de
noviembre de este año 2015. La celebración tiene el respaldo del gobierno local
y nacional, y se festejará con bombo y platillos. Hasta el papa Francisco ya
nombró un prelado de alto rango para que lo represente en las celebraciones.
La única gran discrepancia histórica es que Cumaná
nunca ha sido la primogénita del continente ni cumple 500 años de fundada.
Tales atribuciones erróneas vienen desde mucho tiempo atrás y –a pesar de haber
sido señaladas por la Academia Nacional de la Historia de Venezuela– resulta
desconcertante que se vaya a celebrar una inexactitud histórica.
La primera ciudad fundada por los españoles en el
continente suramericano es Santa María la Antigua en el Darién colombiano. Hubo
un anterior intento de asentamiento en San Sebastián de Urubá, también en el
Darién, por Alonso de Ojeda, que no prosperó por lo malsano y nocivo del sitio.
Santa María la Antigua fue fundada en el año de 1510 por Martín Fernández de Enciso
y Vasco Núñez de Balboa. Por real cédula del 20 de julio de 1515 recibió el
título de ciudad con el escudo de armas, título de Cabeza de la Castilla del
oro y primera sede del obispado, por ser la primera ciudad fundada en tierra
firme. La posterior fundación de la ciudad de Panamá en 1519, por Pedrarías
Dávila, causó la decadencia de Santa María la Antigua.
El día 10 de julio de 2010 Colombia celebró el quinto
centenario de esta ciudad. En la actualidad siguen las exploraciones
arqueológicas bajo la dirección del reconocido arqueólogo Alberto Sarcina, la
dirección del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Icanh) y el
Ministerio de la Cultura de Colombia. Tuve la oportunidad de leer varios
informes de los trabajos de campo y otras informaciones a cargo de la
arqueóloga Adriana Alzata Gallego, de la Universidad de Antioquia, y del
profesor Alejandro Restrepo Mosquera. Los resumidos datos reunidos en esta nota
demuestran cuál fue la primogénita. Si alguien no está de acuerdo puede
dirigirse al Ministerio de la Cultura de Colombia y al archivo de Indias de
Sevilla y corroborarlo
La llegada, desde 1514, a las costas cumanesas de
algunos dominicos y franciscanos pudo ser el origen de la fábula que otorga a
la ciudad de Cumaná el título de “primogénita del continente”. Según el Concejo
Municipal de Cumaná, la fundación de la ciudad ocurrió el 27 de noviembre de
1515.
En el caso supuesto de que esta fecha sea correcta,
tampoco puede ser la “primogénita”, puesto que Santa María la Antigua fue
fundada cinco años antes, en 1510. Con referencia a los orígenes de Cumaná vale
recordar que los tres primeros religiosos que llegaron al lugar fueron fray
Pedro de Córdoba, fray Antonio Montesino y fray Antonio Cuesta Mendoza. Desde
España llegaron primero a Santo Domingo, en 1510, y ya estaban al tanto de que,
entre la costa de Cumaná y la isla de Margarita, había el islote desértico de
Cubagua, que era famoso por la riqueza perlífera confirmada por el propio Colón
en su tercer viaje de 1498. Fray Pedro de Córdoba (1460-1525) fue un dominico
muy apreciado en la corte española. Es autor de la primera Doctrina Cristiana
publicada en América, primer inquisidor enviado al Nuevo Mundo y precursor de
los derechos humanos en defensa de las etnias aborígenes. ¡No fundó ninguna
ciudad! La legislación española sobre la fundación de ciudades era muy estricta
y severa hasta el extremo de condenar a muerte al que intentara fundar sin
autorización. Los religiosos no tenían facultades para fundar “ciudad” con
reparticiones de solares ni para instalar autoridades como justicia mayor y
cabildos. Solo podían fundar pueblos misionales, lo cual fue un sistema
completamente diferente.
El historiador español Demetrio Ramos (1918-1999)
explicó muy claramente el proceso fundacional en su libro dedicado a la
fundación de la ciudad de Coro (La fundación de Venezuela. Ampíes y Coro, una
singularidad histórica). En ninguna de las reales cédulas dirigidas a fray
Pedro de Córdoba se nombraron las palabras “poblar” y “fundar”. Todos los
contenidos se refieren a las actividades evangelizadoras, a los varios tipos de
ayudas, asignaciones para los ornatos religiosos, remuneraciones salariales y
otros tópicos ajenos a la “fundación”. La relativa importancia del sitio de
Cumaná entre 1510 y 1535 se debió al hecho de ser la fuente del suministro de
agua potable para los habitantes de Nueva Cádiz en la desértica isla de
Cubagua. En el lapso de mayor explotación perlífera (1520-1535) Cubagua llegó a
los mil habitantes. Alcanzó a convertirse en un centro internacional que
eclipsó el comercio de las perlas asiáticas. Hasta la casa de los Medici de
Florencia tenía su propio representante comercial en Cubagua. La fortaleza en
forma de torreón cilíndrico que el genovés Giacomo Castiglioni (Jácome
Castejón) construyó en la boca del río Cumaná tuvo su razón de ser en la
protección del vital abastecimiento de agua potable para los habitantes de
Cubagua y no para defender una ciudad inexistente.
La aventura evangelizadora tuvo una vida muy corta y un final muy trágico. Al acabarse la explotación de las perlas –debido a la irracionalidad que imperó y a que no se respetó el ciclo reproductivo de las ostras– también se acaba el grupo humano asentado en la boca del río. En 1546 Juan Pérez de Tolosa afirma que “en dicha costa, ni tampoco en las sabanas, no hay ningún pueblo de españoles”. Para Guillermo Morón la afirmación es un “testimonio definitivo” para rechazar el título de primogénita y el del quinto centenario. Hasta 1562, cuando Francisco Montesinos, no se menciona ningún intento de poblar.
Fuente: http://www.el-nacional.com/…/primogenita-continente_0_73792…
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